VIVIR ES AHORA

El sentido del trabajo para dignificar nuestra existencia

En un mundo en constante cambio, a menudo pasamos por alto el profundo impacto que el trabajo tiene en nuestras vidas. Más allá de ser un medio para subsistir, el trabajo es una herramienta poderosa que nos permite dignificar nuestra existencia y darle propósito a nuestros días.

Cada tarea que realizamos, desde las más simples hasta las más complejas, cuenta una historia: la historia de nuestros valores y creencias y de la manera en que entendemos la vida.

A través del trabajo, no solo cubrimos nuestras necesidades básicas, sino que también dejamos una semilla en el mundo. Cada acción, cada esfuerzo, se convierte en una huella que influye en quienes nos rodean, generando un efecto dominó de inspiración y cambio.

Y hay una situación que, en estos días, me llena de preocupación: la percepción de que somos merecedores de cosechar sin haber sembrado y de merecer por el simple hecho de existir.

Yendo al sentido espiritual, todos los seres humanos merecemos dignidad y aprecio por lo que somos, pero en ámbitos más terrenales, llegamos a este mundo a dejar una huella y una contribución a través de lo que hacemos, ya sea desde el hogar, la escuela, el área de empleo o la misión social.

Y tal vez me preguntarás: ¿los animales y las plantas que no trabajan por qué sí se merecen algo bueno? Te puedo contestar: las plantas constituyen el pulmón del planeta, atraen las nubes para precipitar lluvia y mantienen un equilibrio en la temperatura. Los animales equilibran el ecosistema y la vibración emocional. Todo ésto en un sentido muy general, ya que para muchas personas las plantas significan una fuente de salud y los animales constituyen un apoyo emocional y una protección o fuente de alimento.

En nuestro cuerpo, aunque estemos dormidos, las células trabajan, los sistemas se regeneran y toda una maquinaria extraordinaria se mueve para nutrirte y llenarte de vida y bienestar.

Entonces, ¿qué puede hacerte pensar que sólo llegaste a ser contemplado y merecer todo sólamente por existir? No fuiste un accidente de la naturaleza o llegaste aquí de manera espontánea: tienes un propósito y algo muy grande para donar al mundo y donarte a tí mismo. Eres fuente de riqueza, de bendición y de beneficio para quienes te rodean, pero hay que esforzarse primero en conocerse y después en hacerlo más grande.

Cuando reflexionamos sobre el valor del trabajo, es esencial reconocer que no solo se trata de obtener recompensas materiales. Se trata de crecer, aprender, y contribuir a algo más grande que nosotros mismos. Cada desafío enfrentado y cada logro alcanzado nos acercan a un propósito más elevado, formando parte de una narrativa colectiva que asienta las bases de nuestra sociedad.

Entonces, ¿cómo podemos abrazar y valorar nuestro trabajo? ¿Cómo nos ayuda a dignificar la vida y a dejar un impacto perdurable en el mundo? La respuesta radica en la consciencia con la que lo abordamos cada día. Al elegir el compromiso, la pasión y la dedicación, damos un sentido renovado a nuestra labor, transformando no solo nuestra vida, sino también la de aquellos que nos rodean.

En este sentido, te invito a reflexionar sobre tu propia trayectoria. ¿Qué huella estás dejando con tu trabajo? ¿Realmente le das un sentido a lo que haces? ¿O haces lo que haces o dejas de hacerlo sólo por que sí?

Al final del día, cada contribución cuenta y tiene el potencial de cambiar vidas. Recuerda que, al trabajar con propósito, estamos no solo construyendo un futuro mejor para nosotros mismos, sino también sembrando las semillas de un legado inspirador para las generaciones venideras y dejando una huella indeleble en el futuro de la humanidad.

 

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