PLAZA CÍVICA

Nuestro mayor desafío de política exterior en décadas

México se enfrenta a uno de sus mayores desafíos de política exterior en décadas. Tener a Estados Unidos como vecino ha sido sumamente beneficioso, pero también puede resultar desventajoso y amenazante. La relación bilateral con nuestro vecino del norte entra en una nueva etapa bajo Trump 2.0, quedando claro que no habrá regreso a la estabilidad del pasado.

El entorno global ya no será el mismo. El regreso de Donald Trump al poder demostró que la excepción histórica fue la presidencia de Joe Biden, y no la suya. El pasado 2 de abril se dieron los primeros disparos de una guerra comercial no vista en un siglo. Si la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial fueron ocasionadas en gran medida por una guerra arancelaria, ahora surge la pregunta de qué repercusiones tendrá el cierre del mercado más grande del mundo. Más aún, no solo es el fin de la globalización, sino muy probablemente del orden liberal internacional, el cual se sustentaba en tres pilares: las alianzas militares, el libre comercio y las organizaciones internacionales. Todas esas columnas están siendo demolidas por su autor insustituible, Estados Unidos.

Si esa es la coyuntura internacional, nuestra región de Norteamérica también pasará por cambios importantes. Tanto México como Canadá no fueron golpeados con el nivel de aranceles impuestos al resto del mundo, y tiene sentido estratégico. En un mundo crecientemente convulso, de rivalidades geopolíticas, a Estados Unidos le conviene tener su vecindario en orden. Sin embargo, Estados Unidos también se volverá más celoso de intrusiones extranjeras en el hemisferio occidental, y especialmente en sus fronteras norte y sur. Los norteamericanos no aceptarán oficialmente las esferas de influencia internacionales, aunque en los hechos la harán cumplir, ante lo cual México deberá desempolvar las lecciones aprendidas en contextos parecidos, como la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Internamente, el país no está en su mejor momento. La presidenta Claudia Sheinbaum habrá hecho bien las cosas ante Trump, pero muchas de sus políticas internas representan balazos en el pie. Ha destruido las instituciones en materia de transparencia, se ha aprobado una Ley de Obras Públicas que solo promete mayor opacidad y corrupción, y las elecciones al Poder Judicial auguran mayor incertidumbre. La presidenta podrá presumir el Plan México, pero ni el gobierno federal tiene dinero, ni los empresarios quieren invertir. Solo basta ver el Indicador de Confianza Empresarial del INEGI, el cual está en su menor nivel en los últimos 47 meses, en el terreno, ya, del “pesimismo”. Y los norteamericanos nos acaban de leer la cartilla con un documento del representante comercial del gobierno estadounidense: entre otras quejas, están aquellas por la desaparición de los organismos autónomos, el cierre de sectores de nuestra economía (léase, energía), y la incertidumbre jurídica por la reforma judicial.

“Los fuertes hacen lo que pueden, y los débiles sufren lo que deben” le dijeron los atenienses a los melios durante la Guerra del Peloponeso, hace dos mil quinientos años. Esa ha sido la historia del mundo, historia que pensábamos habíamos dejado atrás. Sin embargo, algo de eso estará de regreso, y en ese contexto es en el que México deberá navegar, con Estados Unidos siempre presente.

 

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Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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