Las imágenes saltaron a las redes sociales y luego a los medios tradicionales. Una pila de zapatos es la expresión de la tragedia. Meses atrás, se extendió la noticia de jóvenes que desaparecían en la terminal de autobuses de Tlaquepaque.
México vive días violentos, y la administración federal que inicia enfrenta la crisis con grandes y variadas desventajas. Hereda una perversa narrativa, finanzas endebles, instituciones que no diseñó y la pasividad de muchos gobernadores. Para colmo, nuestro vecino decidió modificar las reglas del juego en el orden mundial. En la práctica, nos trae a toallazos, y la debilidad que tenemos en seguridad la transformó en su principal argumento para presionar en términos económicos.
Es claro que “los abrazos” se terminaron y solo se mantienen en las intervenciones de algunos políticos oficiales. En el televisor y la radio aparecen capturas de quienes se dicen son peligrosos criminales, y la lista de enfrentamientos se vuelve cotidiana. Tenemos un déjà vu a los días de Calderón y su “guerra” contra el narco.
En sus afán de ofrecer resultados, las autoridades han recurrido a uno de los mejores recursos que tiene Morena: engañar con las cifras. En debates pequeños y grandes, los obedientes difusores del régimen presumen la disminución de los homicidios y gritan a voz en cuello que todo marcha “requetebién”. Igual un día presumen una de las encuestas del INEGI por algún dato favorable, y otro, guardan silencio para evitar discutir la mala percepción que tienen los ciudadanos.
En la estadística de homicidios se refleja la opacidad. No obstante la brutalidad que se vive en Tabasco, Michoacán y Sinaloa, o las fosas que se descubren en Sonora o Jalisco, se difunde una reducción de los homicidios. Varios expertos y líderes de opinión señalaron el tema y mostraron su inconformidad con las cifras alegres.
Lo cierto es que se maquillan los números y hay varias operaciones para hacerlo. Les cuento: 1. La página de la Secretaría de Seguridad eliminó, desde el pasado mes de octubre, la información que permitía verificar las fuentes oficiales, 2. De manera misteriosa, han crecido las muertes violentas cuya causa no se puede determinar, y por consiguiente, se disminuyen los homicidios y feminicidios, 3. Las autoridades locales omiten reportar homicidios; es muy común que no se registren los cuerpos encontrados en fosas, 4.A la par que “decrecen” los homicidios, aumenta el número de personas desaparecidas.
Teuchitlán es el resultado del desinterés de las autoridades, pero también la oportunidad de un gobierno local que inicia, de cambiar para bien el rumbo de la historia. Anima que el señor Lemus creará, a nivel de secretaría, una dependencia para buscar a los desaparecidos.
No pasa desapercibido que en los acontecimientos de Teuchitlán se asomen las técnicas de tortura y operación que se sembraron hace décadas en los ejércitos que enfrentaban insurgencias.
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