PLAZA CÍVICA

Morena contra Morena

La oposición política en México se encuentra en su peor estado en décadas. Un partido político se ha tornado dominante en el país, con expectativas a convertirse en hegemónico. Y, sin embargo, Morena podría acabar por volverse el peor enemigo de Morena, como bien lo ha demostrado la historia y la política nacional reciente.

“Lo que resiste, apoya”, afirmó el político e intelectual mexicano, Jesús Reyes Heroles. Lo sentenció en el contexto de la reforma político-electoral de 1977, la primera en su tipo que abría las puertas del poder a la oposición política del país. El estudioso del liberalismo mexicano veía un panorama de creciente descontento nacional, y más aún después de las elecciones de 1976, donde hubo un solo candidato presidencial. Por lo anterior, Reyes Heroles urgió el fortalecimiento de los partidos de oposición en los cuales se pudiese apoyar tanto el descontento social como el propio priismo, beneficiando al país en su conjunto. Esa lección, fundamental, Morena la ha olvidado.

Un primer problema para Morena es su naturaleza política. El partido fundado por López Obrador es sumamente heterogéneo, y ha dependido del liderazgo carismático lópezobradorista para su cohesión interna. El PRI de antaño, que era también un partido en extremo heterogéneo, obtenía su cohesión interna a través de un contexto autoritario y del sometimiento cuasi-absoluto al presidente de la República. Sin embargo, hoy tenemos elecciones continuas, y no existe esa institucionalidad al interior de Morena. Ejemplos sobran: el poder del partido está en manos del hijo del expresidente, y no de la presidenta; hay peleas constantes entre los líderes de las bancadas morenistas en el Congreso, antes impensables; y le enmendaron la plana a la presidenta al elegir a otra titular de la CNDH y patear el bote de la reforma al nepotismo. Hay muchas más.

Pero hay un segundo problema para el partido en el poder, y es la cuasi-destrucción de la oposición política en el país. Ciertamente la oposición no se ayudó, pero las acciones de Morena acabaron por hundirla aún más. Porque los partidos opositores habrán perdido innumerables gobiernos municipales y estatales, pero obtuvieron el 46% de los votos al Congreso de la Unión. A través de argucias políticas, Morena recibió una sobrerrepresentación del 20% –no vista desde 1952– la cual va en contra de la ley y del mínimo decoro político. Peor aún, Morena no solo acabó con la oposición política, sino con uno de los Poderes de la Unión: el poder judicial. El partido de López Obrador tiene, ahora sí, todas las canicas políticas en su cancha, y todas las buenas y malas que sucedan en el país serán suyas.

Hay muchos partidos que se mantienen en el poder por décadas, y en contextos democráticos. Sin embargo, tienen coherencia ideológica y son altamente institucionales. Ese, ciertamente, no es el caso de Morena: su enorme heterogeneidad, el vacío dejado por López Obrador y la falta de oposición política han provocado que se voltee a ver el ombligo. Crecientemente, Morena será el enemigo de Morena.

 

TikTok: @mxpatriota

 

Twitter: @FernandoNGE

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
Otros artículos del mismo autor