En estos tiempos cuando una de las reflexiones cotidiana es el estado que guarda nuestra relación con nuestro vecino del norte y la inconstancia o alternativa de sucesos prósperos y adversos que ello conlleva, deseo compartirles un texto, referente a un hecho histórico, muy bien estructurado y escrito por el periodista Reyes Martínez Torrijos, que dice así:
La participación revolucionaria de Francisco Villa tuvo como uno de sus hitos el ataque a la población de Columbus el 9 de marzo de 1916. Considerada la única vez en que un ejército de América Latina atacó a Estados Unidos, la incursión provocó insospechadas consecuencias e interpretaciones encontradas.
La población recibió la incursión de más de 500 hombres. “Al grito de ‘¡Viva Villa!’ y ‘¡Viva México!’, el general revolucionario Francisco Villa, al frente de los invasores, libró una batalla de aproximadamente seis horas que casi destruyó la localidad”, consigna el repositorio digital Memórica. El gobierno estadounidense respondió con una expedición militar en México para capturar al líder popular.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015) apuntó sobre Columbus en su magna Memoria del Fuego: “América Latina invade Estados Unidos. Llueve hacia arriba. La gallina muerde al zorro y la liebre fusila al cazador. Por primera y única vez en la historia, soldados mexicanos invaden Estados Unidos”.
En Pancho Villa: Una biografía narrativa, el historiador Paco Ignacio Taibo II escribió que en la reunión de los Villístas “los testigos no registran disidencia ni discordancia. A madrear a los gringos, a cobrar lo de Sonora, la traición, el reconocimiento de Carranza; a vengarse del libre paso a los Carrancístas armados que cruzaban en trenes dentro de Estados Unidos para llegar a Agua Prieta; a devolver la afrenta a los que se quieren comer la nación que les va a entregar Carranza”.
El hecho quedó grabado en el imaginario popular y se considera que sirvió para fortalecer una idea de nación en México frente a la intervención de Estados Unidos.
Desde entonces la historia ha registrado y explicado la invasión desde distintas posiciones y la literatura lo ha narrado, por ejemplo, en la novela Columbus, de Ignacio Solares; además, la persecución contra Villa por agresión se plasma en un cuento de Ricardo Garibay que luego serviría de inspiración para la película Chicogrande, de Felipe Cazals.
El historiador Pedro Salmerón sintetizó, en un artículo en 2016, “tanto o más que el hecho de haber conducido un proceso de auténtica transformación social que se inició con la confiscación de los latifundios de Chihuahua (12 de diciembre de 1913), o mandado al más poderoso ejército revolucionario, Pancho Villa se incrustó en la imaginación colectiva del pueblo mexicano por los hechos de aquellas seis horas de hace cien años… y porque los gringos no lo agarraron”.
Salmerón explicó a La Jornada que el gran papel revolucionario de Francisco Villa fue lograr que el enorme descontento “armado, militante formado en pequeñas regiones”, se erigiera en una “herramienta de transformación nacional”.
El especialista en la Revolución Mexicana recordó que ya existía una potencia armada de los pueblos “dispersa, sin cabeza ni guía ni unidad, hasta la elección de Villa y su capacidad de liderazgo y la manera en que dirige ese gran poder popular, que sin él muy probablemente se hubiera dispersado o perdido en pequeñas luchas, como pasó durante el porfiriato”.
En los días previos a la acción en Columbus, Villa se encontraba en declive y en campaña guerrillera. Dos meses antes había disuelto la División del Norte y hacía 10 que había sufrido su gran derrota en la batalla de Celaya. El 22 de febrero el dirigente comunicó a sus hombres su objetivo en Estados Unidos.
El historiador Friedrich Katz sostuvo, como refirió Salmerón en el centenario de ese hecho, que el gobierno mexicano, al que las grandes potencias veían como un instrumento maleable para sus propias políticas, logró invertir los papeles y explotar en su beneficio las rivalidades de aquellas.
“Ni los planes estadounidenses ni los británicos ni los alemanes dieron los frutos apetecidos. Carranza, sin embargo, obtuvo el retiro de la expedición de Estados Unidos, la abstención de Alemania en cuanto a las actividades de sabotaje, y, por último, la neutralidad de México.”
La plataforma Memórica, en una sección dedicada a Villa (link), revela que la expedición punitiva estadounidense estaba conformada por 4 mil 800 soldados que luego se convirtieron en 10 mil. El objetivo era capturar a Villa, vivo o muerto, y destruir sus tropas.
“La maniobra fue un desastre militar y político para Estados Unidos: no pudieron capturar a Villa, sus fuerzas no fueron destruidas y la sociedad mexicana respondió de manera hostil al ataque. Abandonaron el país 11 meses después de haber iniciado su intervención.”
En este repositorio se reúnen documentos principalmente del fondo Manuscritos del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, del Centro de Estudios de Historia de México Carso, que muestran las reacciones del bando carrancísta ante el ataque, que por lo general se inclinaron hacia la reprobación.
En torno al personaje, Katz afirmó que fue el único mexicano que forma parte de la historia de los dos países. “Incluso, en Columbus, la ciudad que atacó, hay un parque que lleva su nombre”. Es un revolucionario legitimado porque hay monumentos de él dentro y fuera de México. (jornada.com.mx)
Nuestra consigna es que la historia es la gran fuente del conocimiento y que el estudio del pasado puede proporcionar información crucial para comprender el presente y tomar decisiones importantes respecto al futuro, por eso la pertinencia de regresar cotidianamente a la historia y compartirla con ustedes amables lectores.
José Vega Bautista
@Pepevegasicilia
josevega@nuestrarevista.com.mx
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