Desde hace un tiempo, me ha llamado la atención cómo los profesores de diferentes disciplinas o los padres de familia, en fin, toda persona que tiene la responsabilidad de transmitir conocimientos, en la mayoría de los casos, omite corregir a los alumnos o a los hijos, causando un gran daño, debido a que, si no se corrige en tiempo y en forma, se interrumpe la instauración de lineamientos éticos y pedagógicos que afectan el desempeño de las personas.
Para mejorar la vida o cualquier actividad que se realice en lo cotidiano es necesario estar en constante corrección, ya que es un elemento importante de aprendizaje. Cuando se desea aprender a nadar, a escribir, a tocar algún instrumento o cualquier otra acción es importante estar en constante progreso y para lograrlo es indispensable enmendar los errores que son frecuentes al inicio o cuando tenemos un mal comportamiento. Es común escuchar que “uno aprende de los errores”, es necesario el ensayo y error, ya que son elementos porque ayudan a desarrollar las habilidades en las personas.
La Real Academia Española define la palabra corregir como enmendar lo errado, etimológicamente la palabra proviene de corrigĕre, donde “regěre” significa regir, gobernar. También significa enmendar, modificar, rectificar, mejorar. En la biblia en Mateo 18, 15 dice “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano”, la corrección se debe realizar con humildad, desde el precepto que nadie es perfecto, y es bueno para reconocer nuestros defectos y poderlos modificar.
La corrección se entiende también como el proceso de control y modificación que una persona con autoridad realiza sobre la evaluación de cualquier tarea o actividad, es el caso de los profesores (me refiero a toda persona que enseña cualquier tipo de método) que son los comisionados de identificar y rectificar los errores en sus aprendices cuando no realizan las actividades de manera correcta, o de los padres que enseñan a sus hijos a realizar buenas acciones, a ser disciplinados, ordenados.
Es necesario estar atentos cuando se cometen errores, en lo académico señalando el error y cómo hacer la tarea correctamente. Con los hijos señalando el mal comportamiento y desalentando los malos hábitos, de esta manera cualquiera de ambas actividades tendrán éxito, de lo contrario se verá seriamente afectado el proceso de aprendizaje y se incrementarán considerablemente los errores, llevando irremediablemente al fracaso.
Por ello, no se debe ser indiferente cuando se observan errores, es necesario reaccionar inmediatamente ante esta situación, estar alertando al aprendiz como se realizan las labores de manera óptima y ofrecer sugerencias para modificarlo y reparar para mejorar. Es importante fortalecer el aprendizaje y la enseñanza identificando, tanto los errores como las áreas de oportunidad y obtener así el éxito.
Si se fomentan las acciones correctivas en todas las actividades que se realizan en la sociedad, todos somos los beneficiados, al no tener errores y cumplir con calidad todas las acciones, nos evitaríamos con esto muchos, muchos contratiempos, contrariedades, pérdidas y problemas, debemos tener presente que quien no acepta la corrección se hace daño; quien la acepta, gana en entendimiento. Por ello, hay que corregir para mejorar.
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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