Morena, Carlos Slim y las instituciones extractivas
Los economistas Daron Acemoglu y David Robinson ganaron el Premio Nobel de Economía. La razón para tal distinción, de acuerdo a la Real Academia Sueca de Ciencias, fue que “han demostrado la importancia de las instituciones sociales para la prosperidad de un país. Las sociedades con un estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para mejor”. El magnate Carlos Slim es el ejemplo vivo de las malas políticas del pasado, que los gobiernos de Morena solo han acentuado.
Una de las grandes aportaciones de los premios Nobel fue la acuñación de dos conceptos: instituciones inclusivas e instituciones extractivas. Inclusivas son aquellas que apoyan las aspiraciones materiales de la gran mayoría de la población: “Fomentar la participación generalizada en la economía, promoviendo la competencia, la innovación, la igualdad de oportunidades y el respeto a la propiedad privada”. Por el contrario, extractivas son aquellas que llevan a que los beneficios materiales se concentren en la élite: son “acuerdos económicos y políticos que concentran el poder y los recursos en manos de una pequeña élite o clase dirigente, a menudo a expensas de la población en general.” Las primeras llevan a la prosperidad; las segundas a la pobreza.
Íbamos en el camino correcto. Paradójicamente, sucedió en el gobierno de Enrique Peña Nieto, con el nacimiento de organismos constitucionalmente autónomos como el Instituto Federal Electoral (IFT), la Comisión de Competencia Económica (Cofece), y la reforma que fortaleció el Instituto Nacional de Transparencia (INAI). Por ejemplo, en 2012 la OCDE emitió un estudio señalando que la falta de competencia en el sector de telecomunicaciones le costaba al país más de 25 mil millones de dólares al año por los altos precios de los servicios. Sin embargo, en 2013 nació el IFT, el cual amplió la competencia en detrimento de Carlos Slim. No es raro que recientemente el empresario se haya expresado así: “Tenemos un mal recuerdo del IFT porque nos quitaban y ponían cosas para apoyar a otros, como AT&T México y Telefónica”.
Más competencia provocó que, bajo el sexenio de EPN, la fortuna de Carlos Slim haya disminuido, y bastante: pasó de 72,500 mdd a 53,900 mdd. Pero en el sexenio de López Obrador, Carlos Slim duplicó su fortuna, al pasar a 103 mmdd. De esperarse: tuvo más de 2,500 contratos del gobierno de AMLO, valiendo decenas de miles de millones de pesos. Ahora, bajo Claudia Sheinbaum, han eliminado el IFT, la Cofece, el INAI y, en términos prácticos, el Poder Judicial. Se le ha dado un nuevo impulso a los “acuerdos económicos y políticos que concentran el poder”, y el poster donde podemos ver esto es el Consejo Asesor Económico, encabezado por empresarios con fuerte vínculos al poder político.
“Imbéciles”, les dijo Carlos Slim a los premios Nobel de Economía. “Ponen las cosas sin saber qué escriben”, declaró. Mientras la fortuna del “Ingeniero” se duplica y crece con Morena, y los grandes empresarios le aplauden a la presidenta, la destrucción institucional en el país se vuelve alarmante, y la caída en el número de pobres será solo pasajera.
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Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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