¿QUIÉN ERA MCKINLEY?

 

Guam es una remota isla del Pacífico, famosa por una cruenta batalla de la Segunda Guerra Mundial. Descubierta y colonizada por españoles en el siglo XVI, vio pasar a Magallanes, Legazpi, Urdaneta y al Galeón de Manila que unía Asia con Acapulco.  Los jesuitas dejaron su marca en el lugar y los chamorros – como se conoce a los habitantes originarios – han padecido a europeos, novohispanos, nipones y gringos.

En el discurso de inicio de mandato, escuchamos a Donald Trump mencionar a William McKinley, vigésimo quinto presidente de la Unión. Una de las referencias fue para señalar que la montaña más alta del país sería designada nuevamente con el apellido de ese peculiar político.

Si para los Estados Unidos el siglo XX es el de su consolidación como un imperio mundial, el XIX es el de su crecimiento territorial. Trece pequeñas colonias en unos pocos años se adueñan por la buena o por la mala del espacio que ellos reclaman como vital; un buen cacho era de México. No son los únicos que necesitaban tierra para satisfacer sus intereses. Esa ambición, unas décadas después, desencadenaría dos conflagraciones de carácter mundial.

McKinley nació en 1843 en Ohio y en 1901 se fue al otro mundo. Andaba en una gira política en Búfalo, Nueva York, y le pegaron dos tiros. Participó en la Guerra de Secesión, ejerció de abogado y, antes de ser presidente, se desempeñó como congresista y gobernador de su estado. Por cierto, para ganar la carrera a la Casa Blanca, se alió con un ricachón llamado Mark Hanna, a quien se atribuye la invención de las campañas políticas modernas. El tipo era bueno para recaudar fondos, polarizar y generar la ilusión de una América próspera.

Con McKinley, los gringos fueron a la guerra contra España y se quedaron con Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Terminó el viejo imperio que nació 400 años atrás con los Reyes Católicos e inició uno que ya cumple más de un siglo.  A este mandatario también se debe que Hawái sea una estrella en la bandera americana.

McKinley era conocido como el “Napoleón de la protección” y a él se debe una ley contra los productos extranjeros que puso los aranceles al 50 por ciento. En su gobierno designó a Terence Powderley como comisionado general de inmigración. El tipo era líder de una secta denominada “Knights of labor” y se distinguía por su actividad contra los migrantes chinos.

Guam alguna vez estuvo en subordinación a la Nueva España, los nativos de Alaska llamaban Denali al monte recién bautizado y Estados Unidos, no obstante, las invasiones que sufrimos, recibió nuestro apoyo en la Gran Guerra. Todavía pagamos las consecuencias de haber aceptado cultivar amapola para surtir la industria americana en esos días.

Así las cosas, en un mundo que repite las historias y México los errores.

 

 

 

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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