Tres razones por las que no deberías tomar agua en el vaso de las veladoras

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Ciudad de México.- En muchos hogares en México es muy común el reutilizar recipientes en la cocina, tanto como contenedores de alimentos que resguardamos en el refrigerados y en especial los vasos de las veladoras. Sin embargo, aunque no nos demos cuenta desde el principio, esto puede considerarse un riesgo para la salud no sólo por los residuos que pueda haber después de ser usadas como velas, sino también por la calidad del cristal.

Uno de los principales peligros para la salud es para el sistema digestivo, ya que, al no lavar bien los vasos, los restos de cera o de parafina pueden provocar oclusión intestinal, lo cual puede provocar dolor abdominal, náuseas, vómitos y posible estreñimiento.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de España, la parafina es una mezcla de hidrocarburos de alto peso molecular que se obtiene del petróleo. Este material, que suele ser sólido, inodoro y de color blanco o ligeramente amarillento, es insoluble en agua y alcohol, pero puede mezclarse con ceras y grasas al calentarse. Aunque la parafina es considerada no tóxica en pequeñas cantidades, su ingestión puede tener efectos secundarios como laxantes. En casos más graves, el portal ‘MedlinePlus’ advierte que el consumo excesivo de esta sustancia podría causar oclusión intestinal, lo que derivaría en síntomas como dolor abdominal, náuseas, vómitos y estreñimiento.

Además, cuando la parafina se quema, libera compuestos tóxicos como el benceno y el tolueno, ambos clasificados como carcinógenos, por lo que es importante evitar que residuos de cera permanezcan en los vasos, ya que podrían generar olores y sabores indeseados.

Otro de los riesgos asociados al uso de vasos de veladoras mal limpiados es la proliferación de bacterias y moho. Según estudios de la UNAM, los restos de cera y la humedad acumulados pueden convertirse en un ambiente propicio para el crecimiento de microorganismos, por lo que, si los recipientes no se limpian o esterilizan adecuadamente, estos contaminantes pueden comprometer la salud de quienes los utilizan.

Finalmente, el desgaste del vidrio es otro factor que puede poner en peligro la seguridad de los usuarios. Según la empresa Vidriera Arandina, el vidrio puede soportar altas y bajas temperaturas siempre que estas se distribuyan de manera uniforme en toda su superficie. Sin embargo, cuando las temperaturas no son homogéneas, como en el caso de las veladoras, las fuerzas de dilatación y contracción pueden generar microfisuras que eventualmente provocan grietas y roturas.

El riesgo aumenta si el vidrio contiene inclusiones de sulfuro de níquel, un compuesto que puede reaccionar de manera adversa al calor. Cuanto más caliente esté el vidrio, mayor será la probabilidad de que se rompa de forma espontánea. Además, las altas temperaturas aceleran el envejecimiento del material, lo que incrementa el riesgo de fallos estructurales con el tiempo, incluso si no se observan daños visibles a simple vista.

Ante el uso generalizado de estos utensilios el portal ‘Architectural Digest’ recomienda las siguientes acciones para reutilizar los vasos de las veladoras:

Retira los restos de cera: Coloca el vaso en el congelador durante unas 2-3 horas. Esto endurecerá la cera, lo que facilita su remoción. Si lo prefieres, usa una cuchara o un utensilio no afilado para raspar los restos de cera. Ten cuidado de no rayar el vaso si es de vidrio.

Usa detergente y agua caliente: Llena el vaso con agua caliente y unas gotas de detergente para platos. Deja reposar unos minutos para ablandar los residuos. Limpia el interior y exterior del vaso con una esponja o cepillo suave. Evita usar estropajos metálicos que puedan rayar el vidrio.

Agua hirviendo: Si el vaso es resistente al calor, sumérgelo en agua hirviendo durante unos minutos para eliminar cualquier resto de cera o material químico.

Enjuaga el vaso con agua tibia hasta asegurarte de que no quedan restos de jabón o productos de limpieza. Sécalo con un paño limpio o déjalo secar al aire boca abajo en un escurridor.

Antes de usarlo en la cocina, verifica que no tenga grietas, bordes filosos o restos de cera adheridos. Cualquier daño estructural puede convertirlo en un riesgo al contener alimentos o líquidos calientes. (EL HERALDO)

 

 

 

 

 

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Agencias