Proyecciones del Consejo Nacional de Población refieren que en 2050 habrá 26.8 millones de personas en edad avanzada
Ciudad de México.- En México el envejecimiento demográfico se presenta de manera acelerada; lo que a los países europeos les llevó más de dos siglos, el nuestro lo logrará en menos de cuatro décadas, alertó la investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Isalia Nava Bolaños.
En 1970 la población de 65 y más años apenas representaba 3.7 por ciento del total; en 2000, cinco por ciento; y en 2020, 7.7 por ciento, equivalente a 9.9 millones de personas. Es decir, hay incrementos importantes y ello significa que “disponemos de menos tiempo, en comparación de esas naciones, para enfrentar los desafíos que implica una población envejecida, y consolidar el desarrollo económico y social, necesario para atender las demandas de esa creciente comunidad”.
En las próximas décadas ese porcentaje aumentará: de acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población, en 2050 será el 18.2 por ciento, lo que equivale a 26.8 millones de personas, detalló la doctora en Estudios de Población por El Colegio de México.
En entrevista explicó que el envejecimiento demográfico se refiere al aumento, en términos absolutos y porcentuales, de la población en edades avanzadas, y que será permanente en una sociedad. Dicho fenómeno es resultado del paso de altas tasas de mortalidad a niveles bajos y controlados, lo cual es posible gracias a las condiciones socioeconómicas, avances médicos y tecnológicos, expansión de la infraestructura sanitaria, implementación de medidas de higiene y salud pública, etcétera. Ese factor se suma al decremento de la fecundidad relacionado con mayores niveles de escolaridad de las mujeres, uso de métodos anticonceptivos, entre otros.
En el caso de nuestra nación, la reducción rápida de ambas variables nos ha llevado a que transitemos, también pronto, hacia el envejecimiento de la población. Esto plantea dos desafíos importantes: la salud y los cuidados de ese sector, en el cual se incrementan las enfermedades crónico-degenerativas y discapacidades, padecimientos que requieren tratamientos cuantiosos y de largo plazo, lo cual eleva el costo para el sistema de salud, abundó Nava Bolaños.
Estos elementos implican mayor gasto y presiones fiscales para los gobiernos. Ante ello, sugirió, la necesidad de revisar las políticas públicas y los mecanismos de financiación pública, además de adaptar los servicios de salud, por ejemplo, mediante estrategias como la atención médica domiciliaria.
Nava Bolaños recalcó que también hay que considerar las desigualdades entre las personas de edades avanzadas, ya que quienes viven en situación de vulnerabilidad socioeconómica enfrentan una serie de barreras para garantizarse una buena salud.
Según cifras de la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, 2022), 35 por ciento de ese sector no reporta algún desembolso en salud; sin embargo, “es necesario contar con información específica para identificar si esto se debe a la incapacidad económica para cubrir estos gastos o porque en ese momento no se requería”.
Estudios de tipo cualitativo donde se revisan las características de los hogares que no realizan ese pago, muestran que varios de estos se encuentran en situación de pobreza o que desarrollan una actividad informal, por lo que carecen de acceso a los servicios de salud, y tampoco se atienden.
La mayoría de los que sí gastan, no lo hacen como deberían; se acercan a médicos sin especialización o emplean remedios. Reportan desembolsos bajos, y así tratan de mitigar el dolor o de solventar su padecimiento en el corto plazo, precisó.
En el caso de la que sí paga, de acuerdo con la ENIGH, el promedio mensual invertido es de 165 pesos al mes. Pero en hogares con personas en edades avanzadas aumenta hasta 256 pesos.
Datos de la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS 2017) indican que 17.2 por ciento del total de la población no cuenta con afiliación o derecho a servicios médicos; ante una enfermedad, recurre a ingresos propios para atenderse.
Para reducir esa carga de costos médicos es fundamental promover un envejecimiento saludable y activo, y en el mediano o largo plazo pensar en una baja de precios de algunos medicamentos, así como invertir en el rubro de tecnología para atender a las personas en sus domicilios.
También se podría pensar en seguros de cuidados, más allá de aquellos de atención médica porque se observa que presentan enfermedades crónico-degenerativas que requieren de atención especializada y prolongada.
En la actualidad esos pacientes son atendidos por sus familias. Pero en el futuro, con fenómenos como la reducción de la fecundidad y la migración, es cada vez menos probable que un hijo o hija apoye a las personas de edades avanzadas. De ahí la relevancia de ese seguro, destacó.
Es importante que, como país, empecemos a “crear” salud; es momento de preparar a las próximas generaciones de personas en edad avanzada con mejores condiciones de vida, mediante un enfoque de prevención que nos ayudará a disminuir los costos de asistir a alguien con diabetes, hipertensión, entre otros padecimientos.
En la medida en que la sociedad cuente con pensiones adecuadas, ingresos suficientes y seguridad económica, podrá atenderse y cuidarse adecuadamente, argumentó Nava Bolaños. (UNAM)
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