RECUPERA TU CAPACIDAD DE SOÑAR

Nos encontramos en una de las épocas más llenas de magia de todo el año, en donde recuperamos la capacidad de soñar: la época de Navidad.

Año con año, la vida nos recuerda que somos amados más allá de cualquier amor que podamos imaginar, que somos sostenidos y protegidos por un Dios que es amor y que siempre nos tiene bajo su brazo protector, enviándonos cualquier cosa que podamos requerir para vivir en paz, llenos de felicidad, sanación y bondad. Y que es capaz de enviarnos cualquier cosa, por más grande que sea, incluso a Su Hijo.

Y, al transcurrir de los años, desde que comenzamos a existir, esta época nos paladea con la delicia de los recuerdos de aquellos días en los que podíamos creer que la vida es fácil, que la magia del Universo puede manifestarse en una mañana en la que, con los ojos llenos de esperanza, esperábamos llenos de ilusión la llegada de aquellos regalos que tanto deseábamos.

Tal vez, puedas recordar esos días, cuando eras aún un niño o una niña alegre, pleno, lleno de pureza y de sueños. Y quizá, en esos recuerdos, encuentres que se encuentra contenido el eco de cómo te veías y de cómo te sentías lleno de ilusión, de expectativas, de magia…

Esos días en los que pensabas en lo que habías hecho bien, y confiabas, sin ninguna duda, que lo que soñabas llegaría como recompensa a tus buenas acciones y gracias al deber bien cumplido…

¿Recuerdas la emoción que sentías? Quizá alegría, esperanza, o todo eso junto.

¿Hace cuánto tiempo no conectas con esa parte tuya que sabe que todo es mágico, que existen los milagros? Con esa parte que te permite creer que, aquello que tanto sueñas, puede aparecer prodigiosamente, como por arte de magia, como lo hacía bajo el árbol de Navidad cuando eras niño.

¿Y qué pasaría si te dijera que existe una persona mágica que puede hacer realidad todos tus sueños?

Me encantaría que supieras que esa persona mágica, la que puede precipitar todo ese bien para tí y para la humanidad: eres tú…

Muchas veces, el miedo a perder es la única limitación que tenemos para poder alcanzar nuestros sueños. ¿Pero qué importa perder algo que te da falsa seguridad cuando la recompensa es la plenitud de tu vida? Quizá te darías cuenta que, eso que perdiste, nunca lo perdiste, sino que fue aquello que, a manera de costo, te permitió alcanzar un nuevo nivel de felicidad… quizá uno que jamás creíste que pudiera existir…

Si supieras que todo es posible, y que no sientes miedo a perder o ganar, como lo hacía el niño que un día fuiste, y pudieras cambiar algo que haría toda la diferencia en tu vida, ¿qué estarías haciendo?

Tal vez abriéndote a recibir el gran amor que mereces, o logrando tus objetivos económicos, o mejorando tu vida social o la relación con tu familia…

La Navidad celebra el regalo de amor que Dios nos dio al hacerse uno de nosotros, y tal vez, bajo la luz de su significado, ahora sea el momento en que conectes con la magia que hay en ti: en tu propia capacidad de generar y alcanzar tus más grandes sueños y anhelos, y todos tus objetivos…

Así que, por favor, en estos días, conecta con esos sueños. Cree en ti, y en que existe algo más allá de lo que ahora es que te está esperando para que lo disfrutes. Sólamente requieres una cosa: dejar a un lado el miedo y las voces interiores que te dicen que no es posible, que es muy difícil, que no te lo mereces…

Descubre toda tu riqueza, y confía en tus habilidades y en tu capacidad de construir la vida que tanto has soñado. ¿Qué te impide hacerlo? Date cuenta de que los mayores obstáculos y limitaciones están solamente en tu mente, que son sólo pensamientos, y que sólamente eres tú quien decide qué pensamientos se quedan ahí. Y que esas limitaciones imaginarias son las únicas que te impiden que te abras a recibir aquello que tanto has soñado.

Recuerda que: “Si lo puedes creer, lo puedes lograr”. Y que aquello que tanto esperas, se encuentra al otro lado del miedo.

 

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El Heraldo de Saltillo
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