Oda al café y sus Olas
Queremos hacer muchas cosas, no estamos en forma, no dormimos bien, estamos un poco deprimidos. El café resuelve todos estos problemas en una deliciosa taza, o algo así, dice Jerry Seinfeld.
Para algunos de nosotros –me atrevería a decir que para la mayoría–, el café forma parte indispensable de nuestras rutinas. Sin el café del día, las cosas parecen no fluir como debieran, y los días pueden sentirse más pesados de lo habitual.
El hecho de que el café haya tomado un papel determinante en nuestras vidas no es algo que haya sucedido de la noche a la mañana, sino que es resultado de una evolución que ha ocurrido a lo largo de los años en diferentes etapas, conocidas como Olas. Estas reflejan los múltiples cambios sociales, económicos y culturales de la humanidad.
Me explico:
La Primera Ola surgió con la masificación del café en el siglo XX, enfocándose en la accesibilidad y en la cantidad del grano, gracias a su creciente popularidad a nivel mundial.
Durante esta Ola, se empezaron a buscar maneras diferentes de preparar el café. Originalmente, en Medio Oriente, se acostumbraba a moler finamente el grano y realizar una extracción muy concentrada, como en el café turco.
En pocas palabras, la Primera Ola democratizó el consumo del café, pero sacrificó la calidad, especialmente con la invención del café soluble -según yo.
Tras su popularización y consumo masivo, el café se convirtió en un artículo básico en hogares y espacios de trabajo. Fue entonces cuando llegó la Segunda Ola, caracterizada por un enfoque industrializado para garantizar producciones y distribuciones masivas.
Durante los años 70 y 80, en esta Ola se popularizaron las máquinas de café italianas, diseñadas para hacer más eficiente la preparación de bebidas. Esto derivó en la creación de cadenas como Starbucks, que transformaron la experiencia del café al agregar nuevos valores y términos como latte, capuchino y macchiato al vocablo popular, convirtiendo al café, también, en un espacio social.
Ya en los años 2000, y hasta la actualidad, vivimos en la Tercera Ola del café. Los avances tecnológicos han permitido entender mejor el café y su producción, además de fomentar un regreso a sus orígenes mediante métodos de cultivo, tipos de tostado, acompañado de un storytelling en pro de la rastreabilidad, algo así como “del campo a tu taza”.
En esta Ola, la figura del barista es vista como la de un artista, mientras que la del productor de café adquiere tintes de científico. Además, ha habido un aumento significativo de marcas locales y cafeterías independientes que apuestan por métodos de preparación más artesanales o conceptuales.
La pregunta que queda en el aire es: ¿cuál será la Cuarta Ola del café?
Cada vez es más común ver proyectos que buscan equilibrar calidad, justicia económica para los productores y cuidado del medio ambiente.
Con los avances tecnológicos actuales, no es descabellado imaginar escenarios en los que el café y su preparación alcancen niveles nunca antes vistos: café cultivado completamente en laboratorios o la inteligencia artificial interviniendo en el proceso. Imagínese que, a través de un algoritmo personalizado, cada quien pueda crear su mezcla perfecta.
Es curioso cómo un ritual cotidiano ha evolucionado y sigue transformándose, al igual que nuestra manera de percibirlo, aunque sea de forma inconsciente. Por eso, la próxima vez que disfrute su taza diaria, o una casual, tenga presente que está siendo parte de la historia de una tradición global en constante evolución, sin que ello implique perder su esencia, que es la de disfrutar.
Reciban un saludo, muchas gracias.
@dan_fdz
Maridaje:
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Música: Loving Is Easy – Rex Orange County (feat. Benny Sings)