Nanning.- Durante décadas, la migración interna de China ha consistido en el traslado de millones de personas de las zonas rurales a las ciudades en busca de oportunidades, pero ahora un número creciente de residentes urbanos están marchando en el camino opuesto, atraídos por las nuevas perspectivas en las comunidades rurales revitalizadas.
Liu Xiabing, cansada de la inestabilidad en los trabajos de oficina urbanos, dejó el bullicioso centro manufacturero de Guangdong, en el sur de China, para regresar a su ciudad rural natal, con el objetivo de revivir el decreciente negocio de tejidos de bambú de su familia.
El tejido de bambú ha sido durante mucho tiempo la columna vertebral del pueblo de Xiamu, en la región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, en el sur de China, que ha mantenido su intrincado arte de generación en generación.
Sin embargo, la crisis financiera de 2008 condujo a una fuerte caída en los pedidos de exportación, dejando los almacenes llenos de productos sin vender y casi paralizando el comercio de bambú.
Para cuando Liu regresó, solo unas 30 personas en el municipio todavía practicaban el tejido de bambú, en un marcado contraste con su época de apogeo, en la que llegó a ofrecer sustento a miles de lugareños.
VOLVER A LAS RAÍCES
Decidida a dar nueva vida a la tradición, la joven de 33 años regresó rebosante de ideas innovadoras. Su giro contemporáneo en la antigua artesanía llevó a la creación de productos frescos, como casas de mascotas y estructuras de juego, que rápidamente ganaron impulso entre los compradores más jóvenes.
Abrazando la próspera economía de China en el escenario digital, Liu lanzó una tienda en línea y comenzó a hacer transmisiones en directo en Douyin, la versión china de TikTok.
Su estrategia dio frutos, con ventas anuales que alcanzaron casi 6 millones de yuanes (841.432 dólares) en la etapa pico.
El éxito de Liu refleja una tendencia más amplia, en la que muchos jóvenes chinos están aprovechando las plataformas de las redes sociales para promover productos rurales únicos, que van desde cecina de carne de res hasta plantas en maceta.
“Gracias a internet, nuestras artesanías de bambú se han convertido en éxitos de ventas y este arte tradicional está reviviendo”, refirió Liu. “La presencia en línea nos permite ampliarnos y diversificarnos rápidamente. Tenemos que continuar introduciendo nuevos artículos para satisfacer los gustos cambiantes de los clientes”.
La aventura de Liu en internet no solo revitalizó una tradición que se estaba desvaneciendo, sino que proporcionó un impulso a la economía local. Bajo su liderazgo, una pequeña pero vibrante industria textil de bambú ha surgido, creando empleo a más de 2 mil hogares, cada uno ganando entre 2 mil y 3 mil yuanes por mes.
“Hay mucho espacio para el crecimiento personal en las áreas rurales. Regresar a casa para construir algo significativo ha sido más satisfactorio de lo que jamás me hubiera imaginado”, de acuerdo con la joven.
Las décadas de reforma y apertura de China han impulsado al país a convertirse en la segunda economía más grande del mundo, pero muchas zonas rurales quedaron “vaciadas” a medida que millones de trabajadores migrantes buscaban mejores salarios y oportunidades en las ciudades. Como resultado, el término “aldea” se convirtió en el pasado en sinónimo de estancamiento y atraso.
Esta narrativa está cambiando ahora. Una encuesta de 2022, realizada por el Diario de la Juventud de China y el sitio wenjuan.com, reveló que más del 70 por ciento de los jóvenes encuestados ahora encuentran que las zonas rurales son más atractivas que nunca.
“Hay múltiples factores en juego”, indicó Yang Zeng, profesor de la Universidad de Shanghai. “Los costos de vida en las grandes ciudades como Shanghai se han disparado, mientras que las áreas rurales ofrecen un ritmo de vida más lento. La brecha de ingresos entre las regiones urbanas y rurales también se ha reducido, lo que ha llevado a muchos jóvenes a abandonar la competencia feroz urbana y comenzar de nuevo en las ciudades más pequeñas”.
El interés en la vida rural es tendencia en los medios sociales chinos, con etiquetas como “Plan de escape de la ciudad”, acumulando más mil millones de visitas en la red social Weibo durante octubre.
NO ES UN RETROCESO
Yao Hua, sociólogo de la Academia de Ciencias Sociales de Guangxi, subrayó que este cambio no es un retroceso, sino una respuesta a dinámicas económicas más amplias.
“El flujo inverso de jóvenes puede atribuirse en parte al actual impulso de revitalización rural de China”, comentó Yao. “El campo presenta ahora diversas oportunidades, con sectores como el comercio electrónico y el turismo rurales experimentando un rápido crecimiento”.
China está viviendo un auge del turismo rural. Según un informe de la industria, en el primer trimestre de 2024, las zonas rurales recibieron 784 millones de visitas, un aumento de 19 millones en comparación con el mismo período de 2019.
Esta oleada ha beneficiado en gran medida a la China rural y a sus residentes. La ciudad natal de Li Ling, en Guangxi, está cosechando las recompensas como resultado. En agosto, Li y su esposo, una pareja de la etnia yao, dejaron sus trabajos urbanos para abrir un estudio de fotografía en el distrito de Nandan.
“Nuestros clientes, que son principalmente turistas, se visten con auténticos y coloridos trajes típicos de la etnia yao y se toman fotos contra un fondo idílico”, explicó Li. “Solo queremos que las personas con una pasión por los viajes saludables conozcan este lugar, y tal vez aprenderán algo sobre la cultura yao”.
“Renunciar a los trabajos en la ciudad a cambio de un literal ‘hogar en el campo’ fue el movimiento más valiente que jamás hemos hecho”, apuntó Li. “Pero no fue del todo sentimental, ya que también vimos una oportunidad para empezar y hacer crecer nuestro propio negocio en casa”.
Con la erradicación de la pobreza absoluta, la estrategia para el desarrollo rural de China ha entrado en una nueva fase centrada en la revitalización integral. El campo está atrayendo ahora a jóvenes talentos deseosos de aportar ideas y recursos innovadores a las zonas rurales.
“La tendencia creciente de migración inversa refleja implicaciones socioeconómicas más profundas”, sostuvo Yu Lerong, profesor de la Universidad Agrícola de China, quien agregó que desde el siglo XXI, una serie de iniciativas dirigidas por el Estado para renovar el campo chino ha transformado la dinámica del desarrollo urbano-rural.
Las mejoras significativas en la infraestructura rural, particularmente en el transporte y la conectividad a internet, han hecho que las zonas remotas sean más accesibles y conectadas. A finales de 2023, la longitud de carreteras en las zonas rurales alcanzó cerca de 4.6 millones de kilómetros.
Se espera que el número de usuarios rurales de banda ancha supere los 200 millones para finales de 2024, y que las ventas al por menor de productos agrícolas a través de plataformas de comercio electrónico superen los 630 mil millones de yuanes.
Yu señaló que, mientras la tendencia de regreso al campo está ganando impulso, todavía no es la corriente principal, ya que la migración urbana todavía domina. “Sin embargo, la evolución de la relación urbano-rural indica que la modernización china ha entrado en una nueva fase de desarrollo integrado entre las zonas urbanas y rurales”. (XINHUA)
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