Recordar a los seres queridos que ya partieron, es confiar en la vida eterna de Dios: monseñor Hilario 

 «Si bien ya no están con nosotros, el amor no muerte, el amor no ha terminado», señala el jerarca católico 

El obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, remarcó que recordar en este 2 de noviembre, Día de Muertos, a los seres queridos que ya partieron es un acto de confianza en la vida eterna como promesa de Dios.

«Para nosotros los cristianos es un acto de fe, creemos que nuestros difuntos no han desaparecido del todo, que, si bien no están con nosotros aquí, siguen vivos en la presencia de Dios. Creemos que podemos alcanzar esa vida eterna, esa presencia de Dios plena y ellos en la casa de Nuestro Padre», mencionó este sábado tras oficiar una misa especial en la Catedral de Santiago, en Saltillo, dentro de esta fecha de tradición mexicana.

«Nosotros cristianos no tenemos terror a la muerte, no nos da miedo, espanto; nos da tristeza obviamente desligarnos de nuestros seres queridos, pero creemos en la fe que hay alegría en el encuentro con Dios, es un acto de esperanza porque esta muerte física y natural en los seres humanos, abre la puerta a la vida eterna», abundó.

Remarcó que acciones como colocar un altar de muertos en los hogares con las fotografías de quienes en vida ocuparon un lugar importante en los corazones de las personas que los honran y visitar los panteones para dejarles flores, son muestra de que el amor trasciende incluso en la muerte.

«Es un acto de amor, nuestros difuntos, si bien ya no están con nosotros, el amor no muerte, el amor no ha terminado, y por eso hacemos algunos signos de cariño, de valoración, estas tradiciones populares de los altares, de las fotos, de las flores, de las luces, para recordarnos que muchos de ellos fueron nuestros padres, nuestros abuelos y fuimos frutos de su amor. La muerte nos abre la posibilidad de la vida plena a la cual todos aspiramos». (OMAR SOTO)