Ni que fueran enchiladas
La popular frase «Ni que fueran enchiladas» describe perfectamente la reciente Reforma Judicial aprobada por Morena y aliados. Usamos esta expresión cuando alguien espera que hagamos algo complicado en un abrir y cerrar de ojos. Esta reforma, una de las más trascendentes de la historia moderna de México, fue aprobada con urgencia, y sus consecuencias e implicaciones aún están lejos de ser claras. Ya empezamos a notar los estragos de lo que parece una reforma improvisada y mal estructurada.
Incertidumbre legal
Uno de los puntos más preocupantes es la prisa con la que se están modificando las leyes secundarias para alinearse con los cambios constitucionales. ¿El resultado? Falta de claridad y contradicciones legales que podrían entorpecer el acceso a la justicia. Un claro ejemplo de esto es la contradicción entre los artículos 94 y 97 de la Constitución, que generan incertidumbre tanto sobre la duración en el cargo del ministro presidente de la Suprema Corte como sobre su proceso de elección.
Entre lo malo, lo bueno
Si algo podemos rescatar del debate mediático en torno a la Reforma Judicial es que puso el foco en la imperiosa necesidad de un sistema judicial fuerte, independiente y accesible. Para muchos, que antes ignoraban la importancia del Poder Judicial, fue un llamado de atención. Sin embargo, no debemos perder de vista los riesgos de implementar esta reforma, especialmente en su impacto sobre las leyes secundarias y el equilibrio de poderes en el país.
¿Y Coahuila?
Con la aprobación de la Reforma Judicial, las legislaturas locales, incluidas las de los estados, cuentan con 180 días para ajustar sus constituciones y leyes. En Coahuila, esto significa que el próximo año enfrentaremos no solo un ajuste en la estructura judicial, sino también la elección de 31 cargos judiciales en una elección extraordinaria. La decisión de utilizar una tómbola en el Senado—convertida en el aliado predilecto de Morena—agrega incertidumbre a un proceso que exige seriedad y atención. Esperemos que el próximo mes, al presentar el Paquete Económico de 2025, no se recurra nuevamente a la tómbola para definir el presupuesto de nuestro país.
Lo que sigue
En medio del debate sobre si la Suprema Corte de Justicia de la Nación puede declarar la inconstitucionalidad de la reforma judicial y los desacatos ante las suspensiones promovidas por distintos órganos jurisdiccionales, estamos inmersos en un intenso debate jurídico (tema que da para una sola columna y que pronto estaré compartiendo). La Constitución establece un Poder Constituyente Permanente —Cámara de Diputados, Cámara de Senadores y Congresos Locales— con facultad para modificarla. No obstante, el debate se centra en si nuestra máxima autoridad judicial podrá ejercer su facultad de control constitucional sobre estos cambios. Lo que sigue es que la reforma avance y que, antes del 15 de diciembre, el Congreso Federal apruebe los cambios a las leyes secundarias.
En conclusión
Estamos presenciando las consecuencias de una reforma judicial mal concebida. A corto plazo, es probable que veamos una mayor concentración de poder en el Ejecutivo y un debilitamiento del sistema de contrapesos, esencial para la democracia mexicana. Mientras debatimos si la SCJN puede declarar la inconstitucionalidad de la reforma, lo que se aproxima es una elección extraordinaria en 2025. Es crucial que participemos activamente en este proceso y asumamos nuestra responsabilidad como ciudadanos, ejerciendo un voto informado que fortalezca nuestra democracia.
P.D: Todas mis opiniones son a título personal y no representan postura alguna de mi cargo público.
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