La vulnerabilidad es considerada como la susceptibilidad a ser atacado física o moralmente, este concepto puede ser aplicado a una persona o grupo social, es la fácil exposición a fenómenos amenazantes, es decir, una persona es frágil a padecer situaciones malas, doloras, está situación viola definitivamente los derechos de las personas más débiles de la sociedad, marginándolos inevitablemente, debido a la falta de oportunidades. Ellos carecen de lo mínimo indispensable para que una persona viva con dignidad y bienestar como es: empleo, educación, vivienda, salud, seguridad, entre otras cosas.
Dentro de una sociedad existen grupos vulnerables como son los niños, las mujeres, personas con alguna incapacidad, los migrantes ahora forzados por la situación de violencia extrema en cada uno de sus países de origen y sobre todo las personas de la tercera edad; por lo regular una persona vulnerable vive dentro de un ambiente familiar y social debilitado lo que trae como consecuencia tener un detrimento socioeconómico. En nuestro país se han tomado tres indicadores para medir la pobreza: a personas sin seguridad social, pobreza y marginación. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señala que la población vulnerable en el año 2022, de la población total el 29.4 % vivían con carencias sociales lo que equivale a 37.9 millones de mexicanos.
Es un hecho que los gobiernos le han fallado a la sociedad con la deplorable estructuración de políticas públicas, por eso, existen estos grupos vulnerables. Un poderoso antídoto contra este mal es la solidaridad, que significa simplemente proporcionar ayuda a nuestros semejantes que lo necesiten sin pedirlo, ejercer este valor ético nos mantiene unidos a todas las personas sin importar su situación socioeconómica, entender sus intereses, inquietudes, sin tener que conocer a las personas, es simplemente dar apoyo. Es tan sencillo dar, ya sea material o afectivamente, a las personas que se encuentran en una situación frágil.
Es prioritario que se sensibilice a la sociedad, hacerla entender que este valor reconoce que la humanidad esta interconectada, por ello, debemos todas las personas realizar un esfuerzo colectivo de colaboración para dar solución a los complejos problemas que se sufren como la pobreza, el hambre, los conflictos, no se diga el cambio climático que hemos provocado con la huella ecológica, escasez de agua, aumento de sequías, incendios, el calor, inundaciones entre otras.
Pensé en compartir con usted estimado lector, este tema de la vulnerabilidad, porque hace unos días, fui a comprar pan al supermercado, era una mañana fría, lluviosa, en esta situación se antoja hacer un buen chocolate caliente para degustarlo con un rico pan recién salido del horno. Llegué a ese lugar temprano, hice mis compras, al salir la lluvia estaba más fuerte, esperé un momento a que pasará la intensidad, me subí al auto me dirigí a la salida y vi a lo lejos del estacionamiento a una señora de la tercera edad, refugiándose de la lluvia bajo un débil arbolito, cubierta con un gran plástico negro, sentada sobre un huacal de madera (esas cajas se utilizan para transportar productos del campo), su cuerpo temblaba de frío.
No pude evitar sentir una inmensa tristeza al ver ese escenario que me desgarró el alma, me dirigí hacia donde se encontraba, al sentir ella mi presencia levantó la cabeza, me recibió con una gran sonrisa. Le sugerí que se fuera a su casa por el mal tiempo, que se estaba mojando y podía enfermarse, agradeció mis palabras y su respuesta fue que no era posible, debido a que no tenía familia, y menos aún ingresos económicos, para sobrevivir tenía que pedir limosna, me sentí impotente ante la situación, le di un billete, su respuesta fue un mar de bendiciones, me fui del lugar con una gran tristeza y no pude evitar el llanto, pensando en que ella no era la única persona en esa situación.
Ante estos tristes escenarios es necesario poner en práctica la solidaridad, todos podemos hacer algo por ellos, no sólo dar ayuda económica que no soluciona este problema, podemos hacer entre gobierno y sociedad diferentes actividades para cambiar la situación de estas personas, pero también a nivel individual sensibilizándonos, contribuyendo con generosidad, participación, fraternidad, ayuda mutua, responsabilidad, no nos cuesta nada y podemos ayudar a cambiar la realidad de estos grupos.
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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