En la Constitución Mexicana, los artículos 6 y 7 señalan que todas las personas tenemos derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, lo que significa ser libres para buscar, recibir y difundir ideas, opiniones e informaciones por cualquier medio, por lo que nadie tiene el derecho de prohibir o limitar esa libertad.
Hoy en día, tú que ves TikTok, Instagram, Facebook, YouTube o cualquier red social, página de internet o medio de comunicación, tienes toda la libertad de ver ese contenido o difundir lo que quieres, lo que piensas, lo que sientes. Claro que existen restricciones y reglas que hay que respetar, como lo es en todo. Hasta en las páginas de contenido para adultos hay reglas y restricciones.
¿Porque platicamos de esto hoy? Porque se suscitó un hecho en donde la libertad de expresión fue completamente atropellada, coartada y limitada. Gustavo Macalpin, conductor de televisión del canal 66 en Mexicali, Baja California, fue despedido en su programa en vivo. Y aunque él mismo ha dicho que no tiene idea de si fue o no por lo que comentó sobre el esposo de la actual gobernadora de ese estado, Marina del Pilar, todo indica que efectivamente hay o hubo un conflicto de intereses en donde la gobernadora, al parecer, presionó a la televisora para que el periodista fuera despedido pero de manera humillante en vivo en su programa, por haberse metido con la gobernadora y su familia. Esto es solo una suposición, aunque tal vez nunca conozcamos realmente el porqué del despido de este joven periodista.
El hecho es que la libertad de expresión fue coartada, suprimida y literalmente cortada de tajo al tomar estas acciones por parte de esa empresa.
Los medios de comunicación y las redes sociales día a día ponen en evidencia, señalan, critican o aplauden y reconocen el trabajo de las autoridades en todos los niveles, así como cualquier situación que ocurra en nuestro entorno.
En México siempre hemos gozado de libertades que en otros países no existen, y una de ellas es la de libertad de expresión; sin embargo, en casos como este vemos que el poder puede y pesa más que los derechos y leyes de un país.
Que quede claro y se escuche fuerte: La libertad de expresión no se condiciona, no se atropella y si alguien intenta hacerlo tú, yo y cualquiera está en la libertad de denunciar.
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