Florida, Estados Unidos.- La primera misión de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA) Hera, despegó este lunes 7 de octubre desde Cabo Cañaveral en un cohete Falcon 9 de SpaceX a las 10:52 h local.
La misión Hera se dirige a un objetivo único entre los más de 1.3 millones de asteroides conocidos de nuestro Sistema Solar, el único cuerpo cuya órbita ha sido modificada por la acción humana, para resolver los persistentes misterios asociados a su desviación.
El objetivo de Hera es aumentar la seguridad de la Tierra mejorando los conocimientos científicos sobre la técnica de desviación de asteroides por impacto cinético. La misión forma parte de una ambición más amplia: convertir los impactos de asteroides terrestres en un tipo de catástrofe natural totalmente evitable.
En septiembre del 2022, el asteroide Dimorphos, de 150 metros de diámetro, fue impactado por la nave DART de la NASA, que consiguió, por primera vez en la historia, desviar la órbita de un asteroide, por eso el objetivo de Hera y sus dos pequeños satélites del tamaño de una caja de zapatos (cubesats) inician un largo viaje al lugar de los hechos para analizar las secuelas de ese impacto cinético.
La intención es que la misión finalice con la nave y sus dos pequeños satélites posándose en alguno de los dos asteroides.
Los asteroides del tamaño de Dimorphos suponen un peligro para la vida en la Tierra en caso de colisionar con nuestro planeta, explicó vía correo electrónico a EFE, Susana Infante, jefa de proyecto de Hera en Thales Alenia Space, empresa que desde España lideró el sistema de comunicaciones, que permite controlar la nave desde el centro de control durante todo el transcurso de la misión.
El efecto de tal impacto sería devastador si llegara a un área poblada, capaz de destruir una ciudad entera o de generar un tsunami si cayera en el mar, agrega la experta.
Se calcula que hay unos 30 mil asteroides con tamaños entre los 100 y 300 metros y con órbitas cercanas, en términos astronómicos, a la Tierra (los llamados NEO).
Cabe señalar, que cuando un asteroide se encontrara en inminente colisión con la tierra, la acción de los científicos para evitar una catástrofe no sería bombardear y destruir el mencionado cuerpo estelar, sino aumentar o disminuir su velocidad para que éste cambiase su trayectoria rumbo a nuestro planeta, para ello los científicos requieren datos sobre masa y otros datos matemáticos específicos para hacer cálculos precisos que le ayudarían a resolver futuras crisis.
La frecuencia de impacto de cuerpos de estas dimensiones con la Tierra es de aproximadamente una vez cada 10 mil años, detalla Infante: “Se estima que el 82 por ciento de ellos no han sido detectados todavía, así que debemos permanecer en alerta y preparados para actuar en caso de necesidad”. (EL HERALDO)
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- Columnista
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