Basta ya de Héroes
Estamos a pocos días de que termine el periodo constitucional del actual gobierno federal y que comience un nuevo sexenio, que presenta aspectos positivos, como el hecho histórico de que una mujer ocupará por primera vez la presidencia de nuestro país. Sin embargo, al mismo tiempo, parece que las decisiones que se tomen desde Palacio Nacional seguirán una línea similar a la actual.
La tercera fue la vencida para Andrés Manuel López Obrador (“AMLO”). Su gobierno podría catalogarse como uno de los más significativos en nuestra historia moderna, pero también como uno de los más cuestionados por la opinión pública, y en especial por ciertos sectores de la población, debido a las políticas y acciones implementadas durante su administración. No obstante, como para tantas cosas en la vida, será el tiempo el juez supremo que dé o quite razones.
Como mencioné al inicio, pareciera que el nuevo gobierno, que tomará protesta el próximo martes 1 de octubre de 2024 –día de descanso obligatorio, DE NADA–, pinta para ser más de lo mismo, e incluso con mayor fuerza, dada la situación en el Congreso.
Y sí, es verdad. Existen elementos que podrían propiciar un escenario ideal para presenciar un autoritarismo en su máximo esplendor. Sin embargo, esos mismos elementos pueden ser utilizados como herramientas de conservación, algo que, según yo, se esperaría de la continuidad de una ideología ya asentada en el poder.
Me explico.
Imaginemos un país en el que se permita la reelección presidencial, como Estados Unidos, por ejemplo. El discurso de un presidente que decide buscar la reelección suele ser siempre el mismo. En pocas palabras, el fondo del discurso es: quiero reelegirme para continuar lo que empecé. De ahí surge el debate sobre la efectividad de la figura de la reelección, ya que muchas acciones o políticas presidenciales requieren más tiempo del conferido para realmente generar resultados. Por otro lado, muchos de los problemas de un país podrían resolverse con medidas más inmediatas, cuya falta de implementación se traduce en ineficacia y, por ende, en la necesidad de un cambio.
En México existe la figura de la reelección para ciertos cargos, pero no para la presidencia de la República. Esto no significa que lo dicho en el párrafo anterior no aplique. Seis años pueden parecer mucho, pero son suficientes para evidenciar tanto la necesidad de continuar con políticas efectivas, como la ineptitud de un gobierno. Tan poco, pero a la vez tan mucho.
Personalmente, no estoy en contra de la figura de la reelección. Podría ser tema para otra columna, pero la realidad es que cambiar algo que funciona bien no conlleva ningún beneficio. Creo que gran parte de la justificación para no confiar en la reelección, al menos en política, se basa en la malentendida idea de que la innovación es siempre necesaria. Y no es que esté en contra de la innovación. La innovación y la creatividad son la raíz de muchos factores que hacen nuestra vida más fácil. Lo que quiero decir es que este concepto se ha sobrevalorado, dejándolo en el simple hecho de crear y/o difundir nuevos productos o prácticas, sin considerar si dichos productos o prácticas son realmente buenos.
Lo que busco transmitir, querido lector, es que lo que -yo- esperaría del nuevo gobierno es que, sobre un análisis objetivo de la situación del país, utilice los elementos que tendrá a su disposición, de tal manera que no se opte solo por innovar, sino que exista un mayor enfoque en el mantenimiento de lo que ya funciona, que termina siendo lo que sostiene el funcionamiento del país. A pesar de los discursos que proyectan escenarios catastróficos, es esencial reconocer que existen pilares fundamentales en nuestra sociedad y en nuestro sistema de gobierno, que están muy lejos del ámbito de la innovación.
Para muchos, AMLO fue visto como un héroe, y aunque no haya reelección, él preparó el terreno para que la futura presidenta sea su sucesora, pero no como parte de un plan de continuidad, sino siguiendo la misma narrativa heroica. Y así, es probable que durante los próximos seis surja otro personaje que siga con este ciclo de idolatría. Pero, ¿qué sentido tiene posicionar nuevos héroes para justificar la implementación de cambios radicales, si no se enfoca en mejorar el mantenimiento de las estructuras y conservar políticas que realmente definen el presente y futuro del país?
Ser optimista no es sinónimo de ser ingenuo, pero Basta ya de Héroes.
Reciban un saludo. Muchas gracias.
Maridaje
Lectura:
ZAGAL https://elheraldodesaltillo.mx/2018/12/06/zagal-3/
Música:
Take Back The Power – The Interrupters
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