Amigos peludos: ideales para acompañar la vejez

Ciudad de México.- Algunas sensaciones que se viven en la tercera edad, como estrés postraumático y sentimientos de soledad, disminuyen cuando se convive con un animal de compañía. Además, de acuerdo con Alejandra Velasco, geriatra por la Universidad de Nuevo León, incluso bajan los niveles de hipertensión y colesterol.

«En los adultos mayores es más común la depresión o la ansiedad y ahí pueden ver beneficios, también en los problemas de memoria», anota.

Para lograrlo, Velasco remarca la importancia de que la tutoría y el cuidado sea una decisión personal y no impuesta por la familia. Es necesario identificar las posibilidades y límites físicos o psicológicos del tutor y, a partir de ello, determinar lo viable de adoptar a su compañero pensando en su tamaño o las necesidades de su especie.

«Cuando una persona que solía tener una pareja fallece, es frecuente que se haga de un animal de compañía para sobrellevar el duelo, pues es una fuente de amor incondicional», narra.

En este sentido, Claudia Edwards, médica veterinaria y profesora de Bioética y Zootecnia en la UNAM, reconoce la disposición biológica de la especie para detectar las emociones, y sobre todo, para establecer vínculos profundos.

«Los animales tienen el mismo mecanismo de apego que los humanos, en el que usamos al otro individuo como base y refugio», señala.

«Esto te permite movilizarte y pasa en ambas direcciones: cuando el perro sale a caminar con su figura de apego, se atreve a explorar, oler y jugar; y en la persona es lo mismo, pues, si tiene que salir, se anima a caminar e incluso a acercarse a alguien y platicar», comenta la etóloga.

Ambas especialistas coinciden en que una de las grandes ventajas al tener animales en la tercera edad es la disposición que les implica ocuparse de las tareas diarias, como alimentarlos, limpiar su arenero o jugar con ellos lanzándoles objetos, si su movilidad se los permite.

«Lo ideal es ver las características del animal: que también sea un adulto, para que sea tranquilo y sepa dónde orinar y defecar, y que la persona, con sus limitantes, padecimientos diarios y la forma de su casa, si puede o no tenerlo y cuidarlo», recomienda Edwards.

Consejos prácticos- Es importante que la persona conozca al perro o gato antes de adoptarlo para ver si son compatibles.

– Hacer presentaciones amigables, tocarlos, sentirlos y notar cómo reaccionan.

– Siempre esterilizar para evitar comportamientos dominantes.

– Considera que los pequeños pueden enredarse entre las piernas o sentirse amenazados frente a las andaderas.

– Los más grandes pueden ser muy fuertes y, al pararse en dos patas, lastimar a su tutor.

– Revisa la edad y cualidades de cada raza para hallar una que no sea tan demandante. (AGENCIA REFORMA)