A LA BÁSCULA

El destape de las cloacas

Tras la rendición de su último informe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador dijo que sus dichos –que destacó durante el informe- de que México tenía un mejor sistema de salud que Dinamarca habían sido una broma, para hacer enojar a sus adversarios y para dar nota a los medios. Es decir, todo el tiempo que mantuvo esa falacia, él sabía que estaba mintiendo, y lo más vergonzoso es que en un acto formal como un informe de gobierno, la haya repetido a sabiendas de que era una vil mentira.

Cuando quería esconder la cabeza y evadir su responsabilidad como el máximo responsable de este país, el –todavía- presidente de México utilizaba como excusa que tenía que respetar la investidura presidencial, cuando la tragedia por Otis en Acapulco, o las terribles inundaciones con aguas negras que duraron varios días en un amplio sector de Chalco, en el Estado de México, por ejemplo; pero él no la respetaba cuando mentía descarada y deliberadamente en un acto tan solemne.

Cuando ha hecho de la mentira sistemática y permanente su estilo y forma de vida –el diccionario define que a la condición sicológica de mentir de forma compulsiva e incontrolable se le llama mitomanía, pseudología fantástica o mentira patológica-, es sumamente complicado creerle aún en la remota posibilidad de que en algún tema hablara con la verdad.

Por ejemplo, la información que le ordenó difundir a Rosa Icela Rodríguez en la última mañanera de ésta como secretaria de Seguridad Federal, es difícilmente creíble, cuando la próxima secretaria de Gobernación, dice que en materia de seguridad se deja una ‘base sólida’ a Claudia Sheinbaum, y que la gente tiene ahora una mejor expectativa sobre las condiciones de seguridad en el país. Son, afirmó grandes avances, con una constante tendencia a la baja.

Quizá una de las mayores enseñanzas que el principal inquilino de Palacio Nacional haya legado a sus funcionarios, es mentir con un gran cinismo.

A diferencia de las cifras alegres de Rosa Icela, la inmensa mayoría de los mexicanos, tenemos otras cifras. ¿Hay una ‘base sólida’ cuando a partir de que se llevan mediciones en la materia, la actual es la administración más violenta y sangrienta de nuestro país? Y no son suposiciones, ni campañas para hacerle daño a la principal y única víctima de México. Son cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, es decir, números duros y fríos del propio gobierno.

En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, se registraron 76 mil 767 homicidios dolosos, 35 diarios, uno cada 41 minutos; en el de Ernesto Zedillo Ponce de León fueron 80 mil 671 muertes violentas, 37 diarias, una cada 39 minutos; Vicente Fox Quesada es el único que puede presumir una reducción en términos reales durante su administración, al registrar 60 mil 280 homicidios, 28 diarios, uno cada 52 minutos.

Luego vendría Felipe Calderón Hinojosa con su estúpida declaratoria de guerra contra el narco que hasta la fecha, tres sexenios después de diferentes colores, nadie ha podido parar, con 120 mil 463 muertes violentas, 55 diarias, una cada 26 minutos, duplicando las cifras del sexenio anterior. Con Enrique Peña Nieto se incrementaron los homicidios dolosos al llegar a 156 mil 066, 71 diarios, uno cada 20 minutos.

Pero llegó para desplazarlos a todos Andrés Manuel López Obrador con sus 197 mil 717 muertes violentas hasta el 18 de septiembre, 95 diarias, una cada quince minutos, y de acuerdo con su promedio diario, en los 11 días que le quedan de mandato, andaría llegando a las 198 mil 762, pisando los talones de las 200 mil, cifra que le busque por donde le busque, es la más alta de los seis últimos sexenios, periodo en el cual se establecieron las mediciones en la materia.

Y tratando de evadir su responsabilidad, que fue el pan de cada día de su administración, el morenista ahora responsabiliza a Estados Unidos por la violencia desatada en Culiacán, misma que él mismo minimizó cuando se dieron los primeros visos, arguyendo que sus puerquitos del sexenio, los

medios de comunicación, estaban exagerando las cosas para afectarlo a él y a su gobierno, la misma cantaleta de siempre.

Primero para no desaprovechar la oportunidad de dar una nueva patada en la espinilla a los medios, dijo que éstos magnificaban la violencia pero que todo estaba en paz, y tuvo el cinismo de decir hay más muertos en Guanajuato que en Sinaloa, pero se cuestiona más a éste último porque es gobernado por Morena, y aquél por el PAN.

Pero la realidad es tan contundente en todos los rubros, y el propio López Obrador nos dio una probadita de su forma tan cínica de mentir, que resulta difícil tragarse una más de sus mentiras. No tarda mucho, en empezar a destaparse cada una de las cloacas sexenales ¿educación, salud, economía, derechos humanos, estado de derecho, deuda pública? Por donde le quieran empezar.

laotraplana@gmail.com

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.