FERIA DEL LIBRO EN SALTILLO

En este mundo de locos, el dictador y tramposo electoral Nicolás Maduro adelantó la Navidad en Venezuela para el uno de octubre, “en homenaje al pueblo combativo”.

López Obrador el presidente que intentó destruir México en 6 años e inventó que gracias a él tenemos mejor sistema de salud que Dinamarca, admitió que lo dijo “como plan con maña” para enojar a sus adversarios.

Netanyahu, impune asesino de decenas de miles de palestinos, reconoció haber matado “en forma involuntaria” a la activista turco-estadounidense Aysenur Ezgi, de 26 años.

Trump, el criminal convicto que busca de nuevo la presidencia de EU, barbea a los latinos al desear sin ser católico “feliz cumpleaños a la Virgen de Guadalupe”.

Putin, el invasor que intervino a favor de Trump en las elecciones pasadas, dice que ahora apoya a Kamala Harris.

En fin, no sigo citando cretinos porque no quiero desperdiciar el espacio, pero reconforta que en medio de tanta demencia haya instituciones que se unan en el empeño de dar educación, cultura y entretenimiento en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2024 (FILC); que bajo el lema Leer es de Gigantes, se inaugura este viernes 13 en Saltillo.

Los eventos de la FILC serán en el campus Arteaga del Centro Cultural de la Universidad Autónoma de Coahuila, del 13 al 22 de septiembre y tendrán relevancia los libros y actividades para niños para ayudarles a imaginar y enriquecer su vida desde pequeños.

Chihuahua será estado invitado y Canadá, país huésped.

Y como parte de los festejos por el Bicentenario de la fundación Estado de Coahuila-Texas, participarán las universidades de Austin, Houston y Dallas.

Hasta la llegada de los españoles, que en 1577 fundaron la villa de Saltillo con el apóstol Santiago por patrón, ese valle fue habitado por indígenas cuachichiles, rayados y nacaguas.

Los enfrentamientos con los nativos llevaron a los conquistadores a trasladar grupos de tlaxcaltecas, más fáciles de someter y los pusieron a cultivar la tierra.

Y en 1591, fundaron para ellos San Esteban de la Nueva Tlaxcala, separado de Saltillo hasta el siglo XIX.

Capital del estado de Coahuila, Saltillo se ufana en su escudo de tener Hombres fuertes, Tierra rica y Clima benigno.

Basa su rica economía en la producción de trigo, maíz, forrajes, verduras, hortalizas, papa, nuez, manzana y vid; crianza de ganado y las industrias de la transformación y automotriz.

Y entre sus atracciones están los museos del Desierto y el de las Aves, único en Latinoamérica y por supuesto el del Sarape, como cuna que es de los artesanales y bellos sarapes de Saltillo.

Destacan entre sus personalidades políticos y escritores, como Manuel Acuña, Artemio de Valle Arizpe, Vito Alessio Robles, Federico González Garza, el primer historiador de América Carlos Pereyra y Rosario Ibarra de Piedra, fundadora del Frente Nacional contra la Represión.

Y platillos famosos son, su cabrito a las brasas, asado de cerdo, carne seca o machaca, pan de pulque y las ricas tortillas de harina.

Les cuento todo esto, para presumirles que por la generosa iniciativa de Francisco de la Peña de León, director de El Heraldo de Saltillo decano de los diarios de la región en cuyas páginas colaboro desde hace años, la secretaria de Cultura de la entidad Esther Quintana Salinas, presentará en la FILC este sábado 14 un librito que reúne mi serie de artículos Vivir en Praga.

Fundado el 7 de abril de 1967, por periodistas encabezados por Roberto Orozco Melo y Francisco J. De La Peña Dávila, padre del actual director, El Heraldo de Saltillo se las vio duras en sus inicios, pero hoy es una influyente empresa periodística.

De La Peña Dávila, su director durante 55 años hasta su muerte en octubre de 2017, resumió alguna vez su línea editorial como fundamentada en ética y credibilidad y alejada de lo morboso.

Y eso, le ha permitido sobrevivir durante seis décadas; algo que ningún otro periódico había conseguido, en toda la historia de la ciudad.

Muchos problemas siguen siendo los mismos, y en la oficina de la dirección se conserva una placa que reproduce la página uno de su primer número, donde puede verse que había escasez de agua.

Tiene para mí significado especial estar presente en esta feria, porque mi familia paterna es de Durango y Coahuila y de niña pasaba por Saltillo en viaje a Torreón con mi abuelo Rafael Gurza en un coche del que sobre todo recuerdo, el radiador que terminaba lleno de mariposas; que también se estrellaban en el parabrisas.

Adelanto desde aquí una felicitación a Saltillo y mi gratitud a Paco de la Peña por invitarme a la FILC y dar nueva vida a Vivir en Praga.

 

Autor

Teresa Gurza
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