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El impacto de las nuevas Reglas de Origen del T-MEC en la competitividad de la industria automotriz

El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha introducido cambios significativos en las reglas que rigen el comercio automotriz en la región de América del Norte, con un enfoque particular en las Reglas de Origen del sector. Estas reglas son fundamentales para determinar si un vehículo fabricado en la región califica para el libre comercio sin aranceles, proporcionando ventajas comerciales a las empresas que cumplan con los requisitos. Las modificaciones que el T-MEC implementa respecto al antiguo TLCAN plantean tanto oportunidades como desafíos para la industria automotriz, que debe adaptarse a condiciones más estrictas, pero con mecanismos que permiten cierta flexibilidad.

Bajo el TLCAN, las Reglas de Origen para la industria automotriz requerían un Valor de Contenido Regional (VCR) del 62.5% para automóviles, camiones ligeros, motores y transmisiones, mientras que otras partes automotrices y vehículos debían cumplir con un VCR del 60%. Sin embargo, el T-MEC ha endurecido estos requisitos, aumentando el VCR y ampliando las condiciones para la calificación de un vehículo como originario de la región. Para los automóviles ligeros, se incrementó a 75%, lo que implica que al menos tres cuartas partes del valor de un vehículo deben estar compuestas por insumos originarios de la región de América del Norte.

En este sentido, se introducen nuevas categorías de componentes con requisitos específicos de VCR: 1) Autopartes Esenciales: estas partes, que incluyen componentes clave como motores y transmisiones, deben cumplir individualmente con un VCR del 75%. 2) Autopartes Principales: Estas piezas, menos críticas que las esenciales, requieren un VCR del 70%. 3) Autopartes Complementarias: Son aquellas que contribuyen de manera secundaria al funcionamiento del vehículo, y su VCR es de 65%. El impacto de este cambio en el sector automotriz es profundo, ya que los fabricantes deben reevaluar sus cadenas de suministro para asegurar que los componentes cumplen con los nuevos umbrales de TMEC.

Otra condición introducida es el Valor de Contenido Laboral. Esta regla establece que entre el 40% y el 45% del valor de un vehículo debe ser producido por trabajadores que ganen al menos $16 USD por hora. Este requisito fue una respuesta a las presiones laborales en Estados Unidos y Canadá, que buscan evitar la relocalización de la producción a regiones con salarios más bajos, como México. Para las empresas automotrices mexicanas, este requisito plantea desafíos adicionales, ya que los costos de producción se elevan en comparación con la normativa anterior.

El T-MEC también establece que al menos el 70% del acero y aluminio utilizados en la producción de un vehículo debe ser originario de cualquier de los 3 países que conforman el Tratado. Esta regla busca fortalecer las industrias siderúrgicas y metalúrgicas de la región, limitando el uso de materiales importados de fuera de América del Norte. Este requerimiento tiene implicaciones logísticas y estratégicas importantes para los fabricantes, quienes ahora deben asegurar el abastecimiento de acero y aluminio desde fuentes regionales, lo que puede aumentar los costos si las capacidades de producción no son suficientes para satisfacer la demanda interna.

México, como una potencia en la producción automotriz de la región, ha sentido los efectos directos de las nuevas reglas del T-MEC. Por un lado, el endurecimiento de los requisitos de origen ha generado presión sobre los fabricantes para reorganizar sus cadenas de suministro y aumentar la producción de insumos originarios de la región. Al mismo tiempo, las reglas del valor de contenido laboral plantean un reto adicional, ya que los salarios en México son más bajos que en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, México también se beneficia de algunas de las flexibilidades introducidas por el T-MEC, como el mecanismo de Roll-Up y los periodos de implementación gradual. Además, la demanda de acero y aluminio de origen norteamericano puede fortalecer la industria siderúrgica mexicana, siempre y cuando las empresas puedan adaptarse a los nuevos requisitos.

Hoy por hoy, Las nuevas Reglas de Origen del sector automotriz bajo el T-MEC representan un cambio fundamental en la forma en que se estructuran las cadenas de suministro en América del Norte. Si bien los requisitos más estrictos en cuanto a contenido regional, laboral y de materiales han incrementado los costos y la complejidad de la producción, las flexibilidades ofrecidas por el tratado brindan cierto respiro a las empresas. No obstante, la controversia persiste. Algunos críticos argumentan que las nuevas reglas podrían disuadir a las empresas de invertir en México, donde los costos laborales más bajos han sido una ventaja competitiva. Otros sugieren que la modernización y mejora de las condiciones laborales y productivas en México podrían posicionar al país como un líder en la producción automotriz de alta calidad, atrayendo inversiones más sofisticadas a largo plazo. La pregunta es si los fabricantes podrán adaptarse a estas nuevas reglas sin sacrificar competitividad o si la industria automotriz en América del Norte se verá fragmentada por estas exigencias.