CÁPSULAS SARAPERAS

El Morucho

En esta ocasión te platico de un negocio que abrió sus puertas en el año de 1983, en un muy pequeño local, por cierto, de color azul, en el cual, cuando llovía, caía más agua dentro del local que en la calle. Un local cuya renta mensual era de 200 pesitos, ubicado sobre el Blv. Francisco Coss y que a base de esfuerzo, dedicación y amor ha logrado convertirse en un referente de sabor y tradición en nuestra hermosa ciudad de Saltillo, me refiero a la taquería “El Morucho”.

Don Pablo Rodríguez, propietario de este negocio tan Saltillense, me platicó, mientras yo comía unos deliciosos tacos de barbacoa y morcón, junto a mi hermano Abraham, en tortilla de harina pa’ que amarre, que arrancó el negocio con una sola mesa y dos sillas en una tirita, haciendo referencia a lo pequeño del local, ofreciendo tacos de chicharrón, barbacoa y morcón. Cuando le pregunté por el precio me respondió: noooo pues a 5 pesos el taquito.

Hoy, además de esos guisos, ofrece menudo, el cual, por cierto, preparan con la receta original de Doña Alicia Ramos, esposa de Don Pablo, con quien se casó en el año de 1965, procreando a un hombre, de nombre Pablo y dos mujeres, Laura y Ana Sofía.

Cuando empezó con la taquería, Don Pablo la llamó “los taquitos”, pero los Saltillenses tan aferrados que somos por llamar los negocios con otro nombre, la bautizamos como “Don Pablo”, pasó poco tiempo y, gracias a un mesero dicharachero y quien les ponía sobrenombres a muchos comensales, apodado como “El Tigre”, dicho negocio fue conocido de esa manera, hoy dicho negocio es conocido, gracias a la idea de Pablo hijo, como “El Morucho”, haciendo referencia la raza de toros. Sin embargo, los orígenes del gusto por la cocina y del negocio de la comida se remonta mucho más atrás en el tiempo, pues Don Pablo es hijo de Don Erasmo Rodríguez, quien fuera propietario de “La Majada”, un restaurante que estaba ubicado en la parte trasera del Bar Jockey Club, donde se podía comer carne asada y cabrito, siempre y cuando las bebidas fueran compradas en la cantina.

Hoy el negocio de Don Pablo, quien es Saltillense por adopción, goza de mucha popularidad tanto entre los Saltillenses, como para los visitantes, pues tiene clientes de Monterrey, Ciudad de México y Veracruz, quienes además de consumir en la taquería se llevan menudo congelado a sus ciudades de origen.

En “El Morucho” hoy trabajan dos generaciones, dos Pablos, padre e hijo, quienes a pesar del éxito y fama continúan con las recetas originales de Doña Alicia y con gran atención a los comensales. A pesar de que iniciaron preparando todos los alimentos en la cocina de su casa y que hoy, gracias a la preferencia de los Saltillenses, ya los preparan en la “taquería”, esto no ha sido pretexto para cambiar de sabor ni disminuir la calidad.

Déjeme decirle, estimada y estimado Saltillense, que, a pesar de no preguntarle directamente a Don Pablo por sus nietos, pude entender a la perfección que son sus grandes amores, pues cuando le cuestioné sobre alguna anécdota me dijo sin dudarlo, que cierto día llegó un cliente y le preguntó: “¿ya eres abuelo?”, a lo que Don Pablo contestó de manera afirmativa, para que el cliente le hiciera otra pregunta: “¿ya sabes la definición de abuelo?”, ahora Don Pablo contestó de manera negativa, a lo que el cliente le dijo: “Mira Pablo, que no se te olvidé, un abuelo es un hombre bronco que amansa a sus hijos, para ser montado por sus nietos”.

Definitivamente Don Pablo, su familia y El Morucho son ejemplo de tenacidad que a base de amor y trabajo han logrado convertirse en una tradición Saltillense y que definitivamente valen la pena presumir.