Ciudad de México.- Sumergirse en agua extremadamente fría se ha puesto de moda.
La actividad física siempre será benéfica para el organismo, así como el descanso. Y una parte importante del ejercicio es la recuperación, para la cual muchas veces se recurre a terapias que no necesariamente son la mejor opción, como sucede con los baños de agua casi al punto de congelación.
Incluso se ha vuelto una moda tener tinas de hidromasaje con agua helada porque ayudan a la circulación y a mantener la piel. También porque se piensa que la inmersión en frío incide en el flujo sanguíneo, el sistema inmunológico y el sueño, incluso el estado de ánimo, así como la reducción del estrés y la inflamación crónica.
“Cuando te sumerges en agua extremadamente fría, tu cuerpo experimenta varias respuestas fisiológicas. Hay un reflejo de jadeo inicial, seguido de una respiración rápida e incontrolable, un aumento en la frecuencia cardíaca y un aumento en la presión arterial”, expone el doctor Al-Kindi, cardiólogo preventivo del Hospital Houston Methodist.
“Sumergirse en agua fría también afecta a los vasos sanguíneos, causando vasoconstricción en un esfuerzo por ayudar a preservar la energía. Esto puede funcionar para reducir el flujo sanguíneo en las áreas de inflamación en el cuerpo”; añade el especialista.
Sin embargo, el doctor Al-Kindi advierte que la comprensión del impacto a corto y largo plazo de la inmersión en frío sigue siendo limitada porque existen variables como la temperatura del agua, la duración de una sesión y por supuesto las condiciones individuales de salud, que inciden en la reacción de un individuo al agua fría.
“El agua fría contrae los vasos sanguíneos y esto ralentiza el flujo sanguíneo y alivia parte de la hinchazón y el dolor que se siente en los músculos después de un ejercicio prolongado”, afirma el especialista.
Pero aún no se ha demostrado si una inmersión en agua fría realmente cumple con las afirmaciones de bienestar general de que produce un mejor sueño, alivio del estrés, fortalece al sistema inmunológico y propicia niveles más bajos de inflamación crónica.
Es bueno saber
Antes de hacer inmersiones frías debes tener el visto bueno de tu médico y una vez que cuentas con él, sumérgete en agua a una temperatura máxima de 10 grados centígrados.
Las sesiones deben ser de máximo de 10 minutos y ten en cuenta que después de que el cuerpo se adapta y termina la respuesta al choque, el agua fría ya no proporcionará beneficios. (AGENCIA REFORMA)
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