Siempre hemos escuchado que las personas buenas se merecen que le pasen cosas buenas. Y, por lo general, día con día, tratamos de ser la mejor versión de nosotros mismos, con las herramientas, tanto personales como a nuestro alcance, para ser buenas personas.
Damos lo mejor de nosotros mismos a todo aquello que hace vibrar nuestra alma y nuestro corazón, a las personas que amamos, y a nuestro alrededor, y entonces… llegan momentos en que cosas malas nos suceden…
Todos nosotros, en algún momento, hemos experimentado la sombra del dolor y de los acontecimientos trágicos que sacuden nuestra alma, como la enfermedad, la pérdida de seres queridos, alguna desavenencia económica, o global… y llega la duda: esa compañera fiel que se presenta como verdugo ante la incertidumbre de un futuro que no esperábamos; y nos hace cuestionarnos y hacernos la siguiente pregunta: “Entonces, si soy buena persona, ayudo a los demás y doy lo mejor de mí, ¿por qué me pasan cosas malas? ¿Será, entonces, que no soy una buena persona?”…
Y nos perdemos… cuestionándonos, tratando de ver la falla dentro nuestro, o tratando de encontrar porqué atraemos situaciones que no nos gustan, o que ni siquiera teníamos contempladas.
Y ante esta pregunta, me gustaría darte esta respuesta:
A todos nos pasan cosas buenas y malas, y está en nuestras manos poder transformar cada dificultad en una oportunidad de crecimiento.
Existen personas que, de sus mayores dificultades, han generado grandes oportunidades y un estilo de vida que, incluso, se convierte en su misión. Para ésto, requirieron cultivar una mentalidad poderosa que les permitió transformar lo malo en bueno, y lo bueno en extraordinario.
La buena noticia es que también nosotros, al igual que ellos, podemos transformar cada evento a nuestro favor, encontrando respuestas que nos lleven al crecimiento y a ser proactivos dentro de cada experiencia en nuestras vidas.
Ante una dificultad, te propongo que, en vez de preguntarte: “¿por qué me está pasando esto?”, lo cambies a: “¿para qué me está pasando esto?” Te darás cuenta de que las cosas no te pasan a ti, pasan PARA ti…
La respuesta a la segunda pregunta te permitirá proyectar un área de oportunidad que podrás integrar en tu vida. Cada acontecimiento en nuestras vidas, por más oscuro que parezca, siempre lleva una bendición integrada: tal vez una nueva visión, o una nueva ruta hacia el éxito y la mejora de tu calidad y condición de vida.
En este mundo, hasta el último aliento que tomemos de él, en cada día habrá una oportunidad de crecimiento; y si la tomamos, no solamente veremos milagros en ella, sino que nos transformaremos en EL MILAGRO, en proveedores de sueños para nosotros y para los demás.
Recuerda que las cosas no son ni buenas ni malas, solamente son… y tú le das el significado de acuerdo con como tú eres: a tu visión, a tus creencias y valores.
Y si deseas transformar cualquier evento a tu favor, con gusto puedo acompañarte en este camino, en el cual podrás embarcarte en el camino del autoconocimiento y del diseño de nuevas rutas que te permitan generar los mismos sueños, aunque para esto se requiera tomar nuevos rumbos. Bendecido día…
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