COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

La Trampa del Ingreso Medio

Por: Dr. Luis Gutiérrez Flores

Cuando se discute acerca del desarrollo económico de las naciones, es prácticamente inevitable recurrir a algún tipo de clasificación para distinguir o diferenciar entre niveles o etapas en las que se encuentran las economías que se están analizando. En este sentido y desde hace buen tiempo, organismos internacionales como el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, han establecido algunas taxonomías que nos permiten ubicar a economías particulares, y así poder estudiarlas en el contexto de su propio desarrollo y en el sitio que tienen respecto a otras naciones.

Antes, vale la pena detenernos un poco en el concepto de desarrollo económico. Aunque las ideas en torno a dicha definición pueden ser variadas, cuando se piensa en el desarrollo económico, se alude a un proceso de mejora en el bienestar económico y social de una comunidad, esto mediante programas, políticas y actividades. También puede definirse como el proceso en el que una economía está cambiando para volverse más avanzada en términos de sus condiciones económicas y sociales. La prosperidad material y la elevada calidad de vida son metas universales de cualquier economía. La forma en la que estas metas se consiguen es materia de una larga discusión, tanto en la teoría como en la política. Recientemente, y de cara a una de las crisis económicas más severas a causa de la pandemia, las agendas de política están siendo dominadas por consideraciones macroeconómicas que favorecen a la austeridad. En cuanto la crisis se disipa, se reconoce ampliamente que el crecimiento económico de largo plazo descansa en la innovación, el emprendimiento y la producción, factores que son decididamente microeconómicos. Desafortunadamente, aunque estos tópicos han ganado notoriedad, siguen siendo un elemento del caótico y divisivo debate acerca del papel del gobierno en la economía, y en particular, en el soporte del crecimiento económico futuro.

El Banco Mundial clasifica a los países respecto a su nivel de ingreso bruto per cápita en tres grandes grupos: países de bajo ingreso, países de ingreso medio y países de alto ingreso. A manera de ejemplo, en el grupo de países de bajo ingreso podemos encontrar a Afganistán, Etiopía y Uganda, mientras que en el grupo de ingreso medio están México, Argentina y China, y por supuesto, los países de alto ingreso son Estados Unidos, Canadá y Suecia entre otros. En este contexto, la Trampa del Ingreso Medio remite a una situación en la que un país se ha desarrollado hasta alcanzar un nivel medio de ingreso, pero esa economía no continúa avanzando por esa senda y no consigue el estatus de alto ingreso. De acuerdo con esta visión, el país queda “entrampado” en el ingreso medio ya que su economía ha perdido competitividad, por ejemplo, en la exportación de bienes manufacturados debido a salarios crecientes, y es incapaz de mantenerse en ritmo con la producción de bienes de alto valor agregado. Como resultado de ello, estos países han permanecido clasificados como de ingreso medio. Padecen de bajo crecimiento del sector secundario, bajo nivel de inversión, limitada diversificación industrial, pobres condiciones en el mercado laboral, y envejecimiento poblacional.

México es un país entrampado en el ingreso medio por más de cuatro décadas. Con un crecimiento acumulado de 0.8 por ciento en los últimos años (INEGI 2024), el panorama se ensombrece. Hay un manifiesto fracaso en la adopción de medidas estructurales e institucionales necesarias para crecer y avanzar. No obstante, el caso de México es fascinante para el análisis. El reto sigue ahí: que la inversión en infraestructura (comunicaciones), la inversión extranjera directa y la transformación tecnológica reciente de sus sectores industriales (vehículos eléctricos, paneles solares y equipo médico), se traduzcan en mejoras significativas en la productividad laboral y finalmente, en el ingreso de la población. Este reto y la perspectiva para superarlo será tema de futuras entregas.

 

El autor es director de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma de Coahuila