A LA BÁSCULA

Diputados ricos, pueblo pobre 

El último día de este mes de agosto llegará su final la actual legislatura. Quienes serán nuestros senadores los próximos seis años, y nuestros diputados federales los siguientes tres, tomarán posesión y entrará en funciones a partir del 1 de octubre, con o sin sobrerrepresentación que, como diría la Nana Goya, esa es otra historia.

Como en los tiempos gloriosos de la autoproclamada Cuarta Transformación no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, los legisladores salientes se van a ir el 31 de agosto con una austera bolsa de 419 mil pesos cada uno, y como son 500 los legisladores, se tienen que ‘desembuchar’ casi 210 millones de pesos, para demostrar cómo en los hechos se ejerce la pobreza franciscana que se pregona en los discursos, para probarle a la gente la congruencia que hay entre los dichos y los hechos.

¿Cuántos? No sé exactamente por aquello de que no está definido totalmente el tema de la sobrerrepresentación, pero algunas versiones periodísticas señalan que de los 500 diputados que terminan este mes su función, 277 no se irán del puesto porque lograron la reelección, y de ellos 182 serían de la coalición de Morena y sus aliados, el PT y el PVEM.

Pero no se crea que los que repetirán no van a recibir la bolsa de los 419 mil pesos a final de mes. Ellos recibirán ese monto, y en la siguiente quincena ya estarán devengando su primer pago quincenal de la nueva legislatura, hayan logrado su reelección por la vía de la mayoría relativa o de representación proporcional –los pluris, pues, por los que nadie vota-.

Un ejemplo de éstos últimos, es el coahuilense Rubén Moreira, quien termina una legislatura como diputado plurinominal, y se reeligió por la misma vía, es decir, sin pedir el voto ni nadie sufragara por él en las urnas. Pero a fin de mes –como dice la canción-, saldrá loco de contento con su cargamento de 419 mil pesos, y el 15 de septiembre, recibirá su primera quincena ya como diputado integrante de la nueva legislatura.

Pero este es solo un botón de muestra, porque muchos de los que terminarán su función como diputados federales, darán el brinco al Senado y viceversa, muchos que terminan su función senatorial, brincarán ahora a la cámara de diputados. Lo importante es mantenerse pegados a la ubre presupuestal, y para ellos a pie juntillas va aquello de que es un error vivir fuera del presupuesto.

Supongo que debe haber más casos similares, pero yo tengo presentes un par, que me servirán como botones de muestra, de quienes verdaderamente han llegado al congreso, para cumplir más por vocación que por interés su encargo como diputados federales.

Uno, es el del lagunero Carlos Augusto Bracho González, quien fue legislador por el PAN en la LX Legislatura de 2006 y al 2009 y al final del periodo, se acordó que una bolsa que se había conformado por la ahorros de algún tipo de gastos del presupuesto asignado a lo largo de los tres años de duración –gastos de gasolina, papelería, telefonía celular, y muchos otros más- fuera repartido entre todos, aunque ese dinero no les pertenecía, era de ahorros presupuestales, pero pertenecía a la cámara.

Aun así, nuestros pobres legisladores dividieron entre 500 el monto de la bolsa total, y a cada uno se le hizo llegar un cheque y un pin de oro. Carlos Bracho, honesto y derecho como siempre ha sido, devolvió ambas cosas porque dijo que ese dinero no le pertenecía. A lo mejor no faltaría un ‘vivo’ que se lo haya quedado, pero Carlos lo regresó íntegro.

El otro ejemplo es el del saltillense Jericó Abramo Masso, quien la mayor parte de los ingresos que ha percibido como legislador o alcalde de la capital de Coahuila, lo reparte en las colonias por diferentes vías, una de ellas con el establecimiento de farmacias en las colonias de más alta necesidad, donde ofrece a precios muy bajos o gratuitos en caso de ser necesario, servicios médicos y medicinas.

No por nada en la pasada elección en la que salió a las calles en busca del voto para reelegirse, resultó ser el candidato a una diputación federal de la Alianza, más votado del país.

Hace un mes realizó un donativo en metálico para la escuela Álvaro Obregón de Saltillo, a la que además llevó una serie de implementos de limpieza. Para este miércoles, tiene programada la entrega de mil paquetes escolares en apoyo de las familias con mayores necesidades.

Estos son de los políticos que queremos que nos representen. Porque hay algunos que no hacen política, sino que se la viven haciendo grilla, de la que obtienen beneficios para sí y para sus familias.

 

laotraplana@gmail.com

 

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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