El juego que compite con el ajedrez como el deporte mental de moda

Cuando se habla de deporte mental, haciendo referencia a aquellas disciplinas competitivas que exigen del intelecto más que del físico y sujetas a unas normas, a la gran mayoría de las personas le viene a la cabeza el ajedrez como gran ejemplo. La verdad es que este juego ha conseguido, a lo largo de la historia, mantener unos niveles altos de popularidad, pese a contar con varios siglos de historia a sus espaldas; en la actualidad se deja ver de forma natural a través de los dispositivos que se conectan a internet.

Pero la batalla de negras y blancas no es el único pasatiempo en el que confluyen ideas y estrategias para conseguir la victoria ante el rival. Hoy en día, sobre todo gracias a la popularidad conseguida en la red, cabe mencionar al póker en un mismo nivel. Pese a ser más contemporáneo, un siglo de las cartas por seis de las piezas de tablero, se ha hecho un hueco entre los juegos más practicados por parte de los aficionados. Se calcula que, en todo el mundo, son millones las personas que juegan al poker.

Particularidades únicas

El juego de 52 cartas tiene unas particularidades que lo hacen único y lo diferencian, poco o mucho, del ajedrez y otros deportes mentales. Una de las principales es que cuenta con una extensa variedad de modalidades, siendo una de las más populares online la Texas Hold’em, así como también la Omaha o la Seven Card Stud. Cada una, pese a no perder el objetivo de tener una mejor mano que el rival, presentan unas reglas y estrategias propias, haciendo así que sean diferentes entre sí.

No podemos obviar tampoco el factor económico. El póker es de los pocos juegos mentales reconocidos, junto al bridge, que cuenta con unas apuestas económicas como principal aliciente. Esto hace, en parte, que las mesas organizadas, sobre todo en las plataformas digitales, sean diferenciadas por la cantidad mínima que se puede jugar. Al mismo tiempo, requiere cierta gestión del saldo, traducida al número y color de las fichas de que se dispone, para seguir en la partida y optar a la victoria.

En el apartado de estrategia, al igual que sucede con el ajedrez, tratar de descifrar los planes del rival puede ser fundamental para superar su mano. Ver cómo observa los naipes, el tipo de apuesta realizada o cómo ha actuado en jugadas anteriores son tres de las acciones que más información nos pueden dar al respecto. A partir de aquí, quizás el usuario se ve obligado a modificar la jugada que había pensado en un inicio, y es que cada turno es diferente al que acaba de terminar.

Sin abandonar este punto, una de las curiosidades del póker, que más sorprende a los debutantes, es la capacidad de engañar o mentir que deben tener los jugadores y forma parte del juego. El farol, como se conoce popularmente, es el arte de hacer pensar a los compañeros de mesa que se tiene una mano más fuerte o débil de la que en realidad se dispone. Esto lo que hace es añadir una capa más de estrategia y psicología a las partidas, pues en todo momento se debe estar alerta y sin bajar la guardia.

Salto de popularidad

Este juego no siempre ha contado con tanta popularidad como ahora. Y es que no es hasta entrado el siglo actual que ha crecido en número de practicantes, debido a la aparición de plataformas que organizan una partida en cualquier instante del día y lugar, simplemente conectándose a internet a través del dispositivo inteligente. Una de las consecuencias más evidentes es que ha servido para crear una comunidad de jugadores y una cultura del juego, siendo algo más que un mero pasatiempo.

En cuanto al impacto mediático, ha crecido respecto al de hace unos años. Los grandes torneos se pueden seguir de forma abierta y en directo, ya sea mediante la televisión o los portales de streaming. Una mayor visibilidad es fundamental para que el interés no decaiga y dar a conocer esta actividad entre el público menos habituado a ella. Torneos como el World Series of Poker o el World Poker Tour son los más seguidos en el ámbito internacional y los que registran mayores audiencias.