Por orden del rey, trataos como iguales
En esta ocasión te platico de un hecho que sucedió en Saltillo cuando aún no éramos ciudad sino dos poblados, la Villa de Santiago del Saltillo y el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Y esto aconteció en tres lugares distintos, pero los más contentos fueron aquellos descendientes de los primeros tlaxcaltecas que llegaron a este valle para fundar el pueblo.
Resulta que después de que españoles y portugueses, entre ellos algunos ancestros de mi amigo Paco de la Peña, fundaron la Villa de Santiago del Saltillo, dicha población estuvo a punto de desaparecer, pues los ataques de los nativos de la región, además ser constantes eran cada vez más brutales, hechos que se lograron sofocar un poco con el arribo de tlaxcaltecas, quienes fundaron el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en septiembre de 1591.
Los oriundos de San Esteban de Atizatlán contaban con permiso del virrey tanto para hacer el viaje como para fundar pueblos, incluso esa misma autoridad virreinal les daba consentimiento de tener tierras, agua, animales, armas de fuego y la posibilidad de utilizar el tratamiento de “don”. Por supuesto que los europeos se incomodaron ante tanta igualdad que se les estaba concediendo a los nativos de la Nueva España.
Más de dos siglos tuvieron que transcurrir para que la incomodidad de algunos europeos se acrecentara y para otros acabara, pues el día 17 de julio del ya lejano año de 1706, hasta la villa y el pueblo había llegado la Real Provisión que su majestad Felipe V, quien era conocido como “el Animoso”, dictó, firmó y envió con el fin de ratificar los derechos, exenciones y privilegios de aquellos tlaxcaltecas que había fundado el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala así como de sus descendientes.
Hasta el Palacio de Versalles, en Francia, donde vivía Felipe V, su majestad de los reinos de España, Nápoles, Silicia y Cerdeña, duque de Milán y soberano de los Países Bajos, había llegado el reclamo de los habitantes del pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala por ser maltratados y vejados por los españoles quienes vivían en la villa.
El rey (que Dios guarde) declaró que todos los naturales, es decir los nativos del pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala eran colonizadores y conquistadores, motivo por el cual deberían de ser tratados como tales.
De hecho, el rey dictó que los hijos y descendientes de los tlaxcaltecas, que tuvieron la dicha de fundar lo que hoy es nuestra hermosa ciudad de Saltillo, se les considerará como nombres e hijosdalgos. Por si fuera poco, la máxima autoridad española, es decir el rey, aseveró que no se permitiría que los españoles se involucraran o se entrometan en sus tierras por ningún motivo.
Se le dio lectura a la cédula real en el pueblo para después ser besada y colocada sobre la cabezas de todos los integrantes del cabildo. Mientas de un lado de lo que hoy es Saltillo hubo fiesta, alboroto y alegría, del otro lado, es decir en la villa, muchos españoles sufrieron de mohína, es decir de tristeza.
De hecho, tanto fue la molestia de algunos europeos que no podían creer tal barbaridad, que la Cédula Real enviada por Felipe V tuvo que ser mostrada en lo que era el archivo de la villa de Santiago del Saltillo.
Esta es una parte de la historia de nuestra ciudad, una pequeña historia en busca de la igualdad, una historia que empezó con tlaxcaltecas, cuyo trato no fue grato para el rey Felipe V, quien envió una ley que agradó a muchos y desagradó no a pocos, eso si todos ellos habitantes de lo que hoy es Saltillo.
Está es una pequeña historia de los descendientes que fundarán el pueblo de San Esteban quienes además de tener la fortuna de vivir en lo que hoy es Saltillo, el rey Felipe V les otorgaba privilegios que los españoles mismos les habían quitado.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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