BIENESTAR Y SALUD

5 mitos y realidades sobre la apnea del sueño

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18 julio, 2024

A pesar de que la apnea es un trastorno del sueño que afecta a millones de personas, todavía existe bastante desinformación sobre el tema, así como concepciones erróneas que complican su diagnóstico y tratamiento.

Esta nota pretende arrojar luz sobre los mitos más comunes que giran alrededor de una afección a cuyos síntomas no se les suele dar la importancia que merece. Te invitamos a conocer un poco más acerca de la apnea y a comprender por qué es esencial fomentar una mayor consciencia sobre la salud del sueño.

1. Solo afecta a adultos mayores y a gente con sobrepeso

Falso, el trastorno puede presentarse en individuos de cualquier edad, género y tipo de cuerpo, incluidos niños, jóvenes e individuos de 30 o 40 años. Y si bien ambos son factores de riesgo que no pueden pasarse por alto, otros elementos también entran en juego, como el historial familiar, el consumo de alcohol y el tabaquismo.

Los infantes con amígdalas grandes, por ejemplo, son particularmente vulnerables debido a que estas son capaces de bloquear las vías respiratorias; por su parte, los adultos con características anatómicas como una vía respiratoria estrecha, una lengua grande o un mentón retraído, enfrentan altas posibilidades de desarrollar apnea, más allá de su peso.

2. Quienes roncan, tienen apnea

Los ronquidos son un síntoma frecuente, pero no todas las personas que los emiten al dormir padecen de la afección o viceversa. La apnea provoca que la respiración se interrumpa durante el sueño, mientras que el ronquido se produce cuando el flujo de aire a través de la boca y la nariz se ve parcialmente obstruido, lo cual ocasiona vibraciones en los tejidos de la garganta y genera aquel sonido tan particular que escuchamos.

Aunque se les asocia por el impacto que tienen en la respiración, eso no significa que una derive de la otra, de hecho, cierta gente con apnea experimenta pausas silenciosas en la respiración sin roncar, por ello, no se debe posponer una visita con profesionales del sueño capacitados para hacer un diagnóstico pertinente.

A partir de su valoración, se asignará un tratamiento y el paciente podrá revisar los precios de una mascarilla CPAP cómoda y versátil, o, según las indicaciones que se le den, recurrir a otro tipo de terapia.

Algo a destacar, es que los ronquidos se originan también por causas como la congestión nasal, la posición que se adopta al dormir, el consumo de alcohol y el sobrepeso; sin embargo, ante cualquier sospecha de apnea, lo ideal es asistir con un médico.

3. La apnea no es tan grave como la pintan

Error. Es una condición seria que interrumpe los patrones normales de sueño e impide que las personas descansen de modo adecuado, situación que puede desencadenar en problemas de salud.

La afección, aparte de causar somnolencia diurna excesiva o dificultad para mantener la concentración, se ha vinculado con un riesgo más alto de sufrir hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y diabetes tipo 2.

Un estudio publicado en la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, arrojó que quienes no tratan su apnea, se enfrentan a mayores posibilidades de fallecer por enfermedades cardiovasculares.

4. Las opciones para tratar la apnea son escasas

En la actualidad, existe una serie de alternativas que contradicen este mito. A continuación, expondremos de manera breve algunos de los tratamientos que combaten el trastorno:

Terapia con CPAP

La presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) es un método que incluye el uso de una máquina para proporcionar un flujo constante de aire mediante una mascarilla, de tal manera que las vías respiratorias se mantengan abiertas durante el sueño.

Se le considera bastante efectiva, ya que reduce en gran medida los episodios de apnea y mejora la calidad del sueño. Empresas como Soluciones del Sueño cuentan con equipos CPAP que ayudan a los pacientes a descansar adecuadamente.

Terapia posicional

El enfoque se encarga de entrenar a las personas para que duerman de lado, factor que puede reducir los episodios de apnea a través de dispositivos y técnicas específicas, diseñadas con el objetivo de facilitar este cambio de posición.

Intervenciones quirúrgicas

En casos severos donde otros tratamientos no han sido efectivos, procedimientos como la uvulopalatofaringoplastia y la septoplastia se convierten en caminos viables, pues ayudan a ampliar las vías respiratorias, ya sea removiendo tejido obstructor o corrigiendo desviaciones en el tabique nasal.

Un punto a subrayar, es que la cirugía solo se realiza cuando los métodos menos invasivos no ofrecen los resultados deseados.

Cambios en el estilo de vida

Perder peso, reducir el consumo de alcohol y mejorar la higiene del sueño son estrategias capaces tanto de aliviar los síntomas de la apnea, como de potenciar la salud general. De cualquier modo, ante la presencia de alguna anomalía, es fundamental acudir con un profesional del sueño.

5. La cura definitiva de la apnea es bajar de peso

Es verdad que la pérdida de peso puede contribuir a que los síntomas de la apnea no sean tan fuertes, sin embargo, esto no proporcionará un alivio total al trastorno. Un enfoque multidisciplinario que incluya consultas regulares con un especialista en sueño, un dietista y, si es necesario, un psicólogo, son elementos que engloban un tratamiento más completo y personalizado.

Como ya se comentó, modificar ciertos hábitos del estilo de vida, también será considerado como un plus, no obstante, todo tiene que ser complementario a las terapias recomendadas por los médicos del sueño.

Conclusiones

Desmitificar a la apnea es el primer paso para abordarla de forma seria, lejos de prejuicios o ideas preconcebidas de por medio. Recuerda que la intervención de un experto siempre será necesaria y, por ningún motivo, se debe realizar un autodiagnóstico, ni mucho menos, aceptar una terapia sin acompañamiento previo.

Al día de hoy, las investigaciones continúan, por ello, es vital mantenerse informado de las últimas novedades en el campo y confiar en que los próximos descubrimientos mejorarán aún más la calidad de vida de los pacientes.