A LA BÁSCULA

Ocurrencias 

De principio hasta el final, el gobierno de la autoproclamada ‘cuatroté’, va a pasar a la historia y será recordado como el gobierno de las ocurrencias, las acusaciones, los insultos, las descalificaciones, las defenestraciones, sin haber aportado jamás una sola prueba de sus dichos.

Como el gobierno que pisoteando y pasado por encima de la Constitución, utilizando todo el poder del estado y de las instituciones como el SAT o la UIF, para exhibir públicamente información personal, confidencial, de personas, por el simple hecho de no someterse a los caprichos del presidente, opinar en contrario o revelar la corrupción alrededor de la administración que prometió que habría de erradicarla al igual que la impunidad.

Como el gobierno que ofreció y prometió libertades y división a los otros poderes, que sería respetuoso de las decisiones que se tomaran en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los fallos que en ésta se emitieran. Que terminaría con la opacidad a la que tanto combatió en los gobiernos que le antecedieron para trasparentar todos los movimientos realizados desde el poder.

Al inicio de la administración, de un plumazo, solo para demostrar quién mandaba en este país, canceló la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM); canceló las guarderías en las que las madres trabajadoras podrían dejar a sus hijos mientras se iban a ganar el sustento de sus familias; desapareció los refugios para mujeres violentadas, dejándolas totalmente expuestas y vulnerables, a ellas y a sus hijos.

En todos estos casos, acusó –porque se le ocurrió o porque se lo imaginó-, eran nidos donde se reproducía la corrupción. El respetable aplaudió rabiosamente porque por fin alguien llegaba a terminar con la corrupción que tantos años había corroído al país. Muy pronto, prometió, presentaría todas las pruebas para demostrar su dicho. Eso jamás sucedió, en seis años no fue capaz de presentar una, una sola prueba de la corrupción que existía en el NAICM en las guarderías y en los refugios, motivo de su cancelación.

Luego se le ocurrió –lo que provocó un grave desabasto de gasolinas en todo el país- que, comprando 571 pipas en 85 millones de dólares, terminaría con el huachicoleo, el que, en vez de bajar, se incrementó a lo largo del sexenio, pero además nadie sabe cuál fue el destino de las pipas o el dinero que con ese motivo se gastó.

También se le ocurrió terminar por la corrupción con que se manejaba –de lo cual tampoco jamás presentó una sola prueba-, el Seguro Popular para dar paso al INSABI con el que se garantizaría la salud de todos los mexicanos, pero que terminó siendo un fracaso, al grado que en esta misma administración lo tuvieron qué desaparecer, pero tras de sí dejó una estela de corrupción y un terrible desabasto de medicamentos en todo el país.

Se le ocurrió crear una institución para garantizar la alimentación de la población más pobre, se le llamó Segalmex, y no solo no garantizó la seguridad alimentaria de los más pobres ¿se acuerdan de la frase de que, por el bien de todos, primero los pobres? pues resulta que a los pobres fue a los que más perjudicó, y fue el nido de corrupción en el que se gestó el fraude más grande en la historia del país, más de dos veces de la ‘estafa maestra’, por la que se encarceló sin pruebas a Rosario Robles

Se les ocurrió que la pandemia se atacaba con estampitas del ‘detente’, se tuvo un irresponsable manejo de la situación, y se provocó la muerte de alrededor de 800 mil mexicanos, muchas de las cuales se pudieron haber evitado si se hubiera reaccionado como correspondía.

Se les ocurrió que había que terminar con todos los organismos que significaran un contrapeso a los caprichos del principal inquilino de Palacio Nacional. Se sometió totalmente al poder legislativo y se colonizó la CNDH, y se ha intentado acabar con organismos como el INE, el INAI, la Cofece, entre muchos otros. El último coletazo del gobierno de las ocurrencias es someter al otro poder, al judicial, para poder ofertar al mejor postor a los jueces, magistrados y convertirlos en una especie de reinas de la primavera, que sean electos por el voto popular. Los jueces y magistrados no representan a nadie, y no tienen por qué resultar electos por el voto popular.

Se le ocurrió acuñar frases cada que fueran cuestionados por la corrupción de sus allegados e hijos: “Por eso, pero ¿cuánto gana Loret”, promover cancelaciones ilegales del pago de pensiones por viudez. Pero ventilaron siempre, exhibieron información personal de periodistas, de candidatos opositores, de investigadores –sobre todo los que revelaron la corrupción alrededor de los hijos del presidente-, poniéndolos en un gran riesgo.

Faltan poco más de 80 días para que termine el sexenio, pero no cantemos victoria de que ya fue todo lo que vimos. Todavía nos pueden sorprender con una nueva ocurrencia, la del estribo, ‘la última y nos vamos’. Ojalá que no sea así.

 

laotraplana@gmail.com.mx

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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