NO ES LO MISMO JUGAR PARA GANAR QUE JUGAR PARA NO PERDER

Cree que, si la vida te está inspirando a generar algo bueno para ti, es porque estás preparado para ir creciendo en el camino

Si quieres desarrollar y generar un proyecto extraordinario, como un negocio millonario, un gran amor, mejorar tu salud o tu vida espiritual, necesitas saber que hay que pasar a la acción, vencer tus miedos y crecer. No solamente se trata de desear, visualizar y esperar.

Un negocio, una relación, tu condición física van a crecer sólo en la medida en que tú crezcas y venzas el miedo al cambio.

El camino del emprendimiento requiere formar una mentalidad poderosa que esté fundamentada en dos tipos de valores: los valores de transmisión, que son esos que voy a generar con el resultado de mi emprendimiento, y los valores de retribución, que son los que voy a obtener para mí al realizar mi meta. Al anclarme en estos valores, encontraré la motivación para seguir adelante y para vencer las dudas en los momentos difíciles, y afectarán directamente mis emociones; éstas, a su vez, determinarán la calidad de mis acciones. El mismo objetivo con un trasfondo emocional diferente, me va a llevar a tomar decisiones diferentes y generar un plan de acción acorde a esas decisiones.

Te lo explico: un negocio para “ganarte la vida”, requiere de acciones muy diferentes a uno para “generar riqueza y abundancia”. Mejorar tu relación “para no perderla”, requiere de actos muy diferentes a “mejorar tu relación para construir un futuro». De igual manera, mejorar tus hábitos “para sanar una enfermedad” implica actividades diferentes a “mejorar tus hábitos para tener salud en la vejez». Y cultivar una relación con Dios para “no condenarme”, es muy diferente que cultivarla para “sentirme en comunión, amado y sostenido” por Él. La diferencia es dictada por el miedo a perder o por la emoción por ganar.

Así que, ante el miedo al fracaso, toma consciencia de que el fracaso es un prerrequisito para el éxito: falla tantas veces como sea necesario para perder el miedo y alcanzar el éxito.

Para perder el miedo al qué dirán, valora más lo opinas tú de ti mismo que la opinión de los demás. Cuando valoras más las opiniones externas que las propias, te paralizas.

Para sanar el síndrome del impostor, recuerda que en todo lo que inicies podrás no ser tan bueno, pero sigue trabajando hasta que te vuelvas bueno en eso. Sólo aumentando el kilometraje llegarás a destinos extraordinarios.

Para eliminar el miedo a invertir, ya sea tiempo, emociones o dinero, es importante tomar en tus manos la responsabilidad de los resultados y estudiar para ser mejor.

Aprende a reconocer las oportunidades y tómalas. Probablemente te dará miedo el cambio, pero recuerda que tus emociones no están diseñadas para lograr algo extraordinario, sino para permanecer seguro.  Y no esperes a “sentir” que lo debes hacer; mejor aprende a tomar decisiones integrando tu mente y tus emociones, confiando en que tienes la capacidad de generar lo que quieres, de aprender a hacer algo nuevo y de cambiar un resultado no deseado. Cree que, si la vida te está inspirando a generar algo bueno para ti, es porque estás preparado para ir creciendo en el camino. Y no te olvides de disfrutar cada paso que das.

 

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El Heraldo de Saltillo
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