LA ASAMBLEA Y EL PRIISMO COAHUILENSE

POR JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

Los priistas de todo el país se preparan para la realización, el siete de julio, de su XXIV Asamblea Nacional, en la que se decidirá el futuro de su instituto político, en el marco de las últimas derrotas y desbandadas que lo han llevado al borde de su extinción.

Los asambleístas del Partido Revolucionario Institucional deberán decidir si mantienen el nombre y colores del instituto hegemónico por más de siete décadas, pero, sobre todo, si redefinen su ideología, pues transita por un camino incierto, se considera de centro derecha, aunque su exlíder nacional, Beatriz Paredes, lo calificaba como de centro izquierda.

A diez días de la Asamblea Nacional prevalece la incertidumbre sobre las pretensiones del líder nacional priista, Alejandro Moreno, quien no niega que buscará modificar los Estatutos para reelegirse para un segundo período, a pesar de lo desastroso de su gestión. “Estamos listos a lo que los delegados decidan”, ha respondido a preguntas sobre su posible reelección.

“Alito”, su gurú, el exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira, y la esposa de este último, Carolina Vigiano, que mantienen el control de tricolor, pero preocupados más por su situación personal que por el futuro del Partido al grado tal de estar dispuestos a concederle al presidente, Andrés Manuel López Obrador, la satisfacción de ver hundido y extinto al partido que lo inició en su carrera política. Pero nadie se atreve a decirle al exgobernador de Campeche que cada vez que lanza spots televisivos su partido pierde puntos y que en la campaña presidencial de Xóchitl Gálvez no fue la excepción.

Con indicadores muy aceptables como gobernador de Coahuila y una voz autorizada, la postura del lagunero Miguel Riquelme Solís es que el PRI mantenga su esencia, su nombre, sus colores y una ideología “equilibrada”, y se le reconozca como el partido de las instituciones.

Con Riquelme de la mano y ahora con Manolo Jiménez al frente del gobierno coahuilense, último reducto del que dejó de ser revolucionario y también institucional, los priistas de Coahuila han demostrado que saben hacer las cosas. Por lo tanto en este marco, en la asamblea del siete de julio deberán alzar la voz y hacer valer sus propuestas, cualesquiera que estas sean.