Tradicionalmente y a grosso modo se habla de que alguien es de derecha cuando pugna por una visión política conservadora, y de izquierda cuando promueve ideas que rompen los paradigmas convencionales. Sin embargo, la realidad es mucho más profunda que ese simple mandamiento.
A lo largo de la historia, la configuración de las fuerzas políticas en México ha variado. Algunos partidos de izquierda han ido desvaneciéndose de la memoria colectiva, tal es el caso del Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (1987-1997); el Partido Socialista de los Trabajadores (1975-1987), o el antiguo Partido Comunista Mexicano (1919-1981).
¿A qué se debe? ¿A la obsolescencia de las ideas? ¿A lo inoperante de la izquierda? ¿A lo utópico? ¿Al cambio de lucha? ¿La transformación de los frentes? ¿La debilidad de los liderazgos? ¿La corrupción en las estructuras? ¿La falta de formación?
No lo sabemos con precisión, pero hoy en día quienes nos encontramos en edad productiva y estaremos gobernados el siguiente sexenio, debemos preguntarnos: ¿Qué visión de estado tenemos? ¿Qué principios compartimos? ¿Cuáles repudiamos? ¿Quiénes son los ideólogos de cada movimiento? ¿A qué grupo le tenemos afinidad?
Por casualidad, llegó a mis manos una obra denominada “V.I. Lenin, el trabajo del partido entre las masas”, publicado por “Ediciones en Lenguas Extranjeras Zúbosky bulvar, en Moscú, U.R.S.S.
Lo más sorprendente de ello, es la sensación, el imaginario que desemboca al tenerlo entre las manos; ¿Quiénes se habrán involucrado en la traducción, edición, impresión, importación, adquisición y estudio de ese libro? ¿Cómo llegó a México?
Es lo que produce leer un pedazo de historia, que fue publicado en la extinta Unión Soviética, y contiene obras traducidas, que en su momento fueron publicadas por el Instituto de Marxismo- Leninismo de Moscú.
Se compone por múltiples títulos; “Tareas urgentes de nuestro movimiento”, “Las tareas del movimiento socialdemócrata”, “Confusión entre política y pedagogía”, “Las enseñanzas de la insurrección de Moscú”, “En ruta”, “Una vez más sobre el partidismo y el sin partidismo”, “Saludo a los comunistas, italianos, franceses y alemanes”, ¿Debe participarse en los parlamentos burgueses?; entre otros discursos, pronunciados en revistas y congresos internacionales comunistas.
Estudiar su contenido, nos permite adentrarnos a las ideas de aquel contexto social, y a su vez, reflexionar sobre las desigualdades que permean en nuestro país. Aún existen muchos problemas en torno a la falta de vivienda digna y decorosa para cada mexicano, la tenencia de la tierra, la opresión laboral, la falta de alimentación, la falta de acceso a servicios de salud pública y seguridad social, etc.
Estudiar, estudiar; estudiar. Esa parece la respuesta que constantemente aparece como solución a la mayoría de los problemas. En un escrito ruso de 1905, se afirmó: “En la actividad política del partido socialdemócrata hay y siempre habrá ciertos elementos de pedagogía: es preciso educar a toda la clase de los obreros asalariados con el fin de que desempeñen el papel de combatientes para emancipar cualquier opresión a toda la humanidad; es preciso instruir constantemente a nuevas y nuevas capas de esta clase”
¿Estos problemas deben ser resueltos desde el estudio? ¿Soluciones técnicas a problemas sociales? ¿Debe dejarse la política a los intelectuales? ¿Hay forma de solucionar los problemas de México sin estudiar? La reflexión que se encuentra pendiente es mucho más profunda que una columna.
La educación sí es una herramienta que rompe las cadenas de la desigualdad social; sin embargo, ésta sigue siendo básicamente un atributo divino, otorgado por el azar de haber nacido en el lugar correcto y la voluntad de quien quiere tomar las oportunidades.
En el campo político es necesario estar educado, y ser educado. el desafío es que las instituciones políticas proporcionen espacios de formación a sus simpatizantes y agremiados. ¿Cuál es el trabajo del partido entre las masas?: Educar, para que la demagogia y el hambre producto de la desigualdad social, no corrompan la voluntad de tener un mejor país.
El tema es que lo anterior reviste una complejidad especial, pues las nuevas generaciones, inmersas en la vida digital, no se educan de la forma tradicional. Ya no acostumbran a leer libros en físico, ni mucho menos les prestan la atención a los panfletos, o medios convencionales. En el mejor de los casos los utilizan la lectura digital, aprenden por los videos que observan y la música que escuchan.
La atención que se le presta a las cosas hoy en día, es un fenómeno efímero, “aves de paso”, como dice la canción de Joaquín Sabina, quien por cierto después de abrazar la izquierda la gran parte de su vida, terminó declarando que al observar el comunismo y la izquierda son un gran fracaso.
Juan Manuel González Zapata, egresado de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC.
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