EL VALOR DEL RESPETO

Los valores éticos los relacionamos con la creencia que tenemos de lo que es equivocado o correcto en la conducta de las personas. Desde el punto de vista moral, los valores son muy diferentes en cada cultura, porque se basan en las normas y conductas de comportamiento de las personas que se establece en cada sociedad, por ejemplo, para el norte de nuestro país, hacer carne asada es un valor social, sin embargo, no es lo mismo para los hindúes la vaca es un símbolo sagrado y se prohíbe el consumo como alimento. Los valores éticos los define la Real Academia Española como el conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes, es decir, son principios universales, al respecto, Platón afirmaba que son patrones morales universales con los que podemos juzgar los comportamientos humanos. Los valores éticos nos dan la oportunidad de convivir en armonía y así logar el bienestar personal, permitiendo la evolución social. Son guías de comportamiento que reglamentan la conducta de las personas. Existen valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto, la tolerancia, la justicia, la libertad entre otros.

El valor del respeto está en que permite apreciar el mundo que nos rodea, las personas, su vida, sus pertenencias, reconoce y acepta las cualidades del prójimo y sus derechos. La palabra respeto viene del latín respectus que significa atención o consideración. El psicólogo ruso Vigotsky lo plantea así: una persona o colectivo reconozca, tenga consideración, cuidado y aprecio por las cualidades de algo propio o ajeno, que puede ser otra persona, la naturaleza, las leyes, una cultura o país distinto. Él recomendaba lo valioso que es enseñar a los niños estos principios en las familias y en las escuelas, y vaya que tenía razón, si la humanidad entendiera que el respeto es fundamental en la vida, tendríamos otra realidad.  Los valores se aprenden y se enseñan con el ejemplo, al practicarlos en la sociedad no tendríamos un mundo en caos como lo estamos viviendo.

La ausencia de respeto conlleva graves consecuencias en todos los ámbitos, provocando entornos escasos para el bienestar, la convivencia y poco saludables para la comunidad. Por ejemplo, cuando no se respeta la vida, tiene graves resultados como la violencia desmedida, diariamente mueren miles de personas en manos de sujetos, que no tienen la más mínima idea de lo que provocan arrebatando la vida a sus semejantes, en las familias graves daños emocionales y psicológicos, dejan hijos huérfanos, dolor en los seres queridos, tan sólo por el beneficio económico, el cual representa un valor mayor que la vida de una persona.

La falta de respeto a la naturaleza significa que no estamos conscientes de lo que nos brinda para subsistir en el planeta, es nuestra casa, nos permite respirar, alimentarnos, en fin, desarrollarnos como personas. Olvidamos que la tierra tiene sus leyes naturales que debemos respetar, por ello, no tenemos que ensuciarla, contaminarla, destruirla, aprovecharnos sin escrúpulos de los productos que posee, de esta manera no se logra un equilibrio en ella, por ello, es urgente tenerle respeto para fortalecerla y evitar así, catástrofes ambientales, no somos los mejores seres vivos que habitan este mundo, al contrario, somos los únicos seres que tenemos la capacidad para destruir la naturaleza. Cuando ella cobra la factura, nos damos cuenta de que somos frágiles, débiles, somos nada ante su furia.

El respeto nos da el privilegio de vivir en paz, en una sana convivencia con nuestro entorno, dignifica a las personas, están fácil hacerlo sólo aplicando la regla de oro que la han mencionado varias religiones y personajes de nuestra historia como: El Budismo “No trates a los demás de manera que a ti mismo parezca dañino”. Cristianismo “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Judaísmo “No le hagas a nadie lo que no te gusta a ti”.  Gandhi “Para ver el espíritu universal y penetrante de la Verdad en la cara, uno debe ser capaz de amar a las criaturas más viles como a uno mismo”. Voltaire. “ponerse en el lugar de los demás”. Nativos americanos “El respeto por cada forma de vida es la base”. El respeto es el pilar de los valores éticos ahí radica su importancia, debemos estar conscientes de ello y practicarlo para asegurar nuestra supervivencia y bienestar en este mundo.

 

 

 

 

 

Autor

Susana Cepeda Islas
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
Otros artículos del mismo autor
Artículo anteriorJULIO CAJITAS
Artículo siguienteACONTECER
Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.