LA BÚSQUEDA DE LO IDEAL

Es comprensible que la mayoría de los seres humanos busquemos lo mejor, por nuestra naturaleza tenemos una inclinación natural a lo bueno, a lo bello, a lo mejor. De manera inconsciente o consciente se busca: se busca la mejor escuela, la mejor profesión, el mejor trabajo, el mejor lugar para vivir, la mejor presidenta o presidente, en fin se busca sobre todo a la mejor persona con quien poder vivir y construir el mejor proyecto de vida. Y también queda claro que lo mejor para uno, no será lo mejor para otro. Pero en la búsqueda del ideal, ¿Qué tan posible será encontrarlo?

Hay una novela de romance que se llama “Va’ dove ti porta il cuore”, (Ve a donde te lleve tu corazón), que tuvo hace treinta años un gran suceso en Italia y en otros lugares; tal vez su éxito se debió porque muestra la concepción del amor humano de nuestros días. El protagonista cuenta el fracaso de su matrimonio y de sus sucesivas experiencias amorosas, y se detiene hasta que encuentra a la única persona con la cual fue posible realizar su proyecto de amor. Afirma el autor, que en la vida de cada hombre, existe solo una sola mujer con la cual se puede realizar la unión perfecta, y viceversa, en la vida de cada mujer hay un sólo hombre con el cual pueda realizarse completamente. Termina con una frase muy pesimista: “Encontrarla es un destino de pocos,  de muy pocos, todos los demás están destinados a la insatisfacción a la nostalgia perpetua”.

Hay que tener una visión mas optimista y realista, las cosas no son ideales, ni los estudios, ni los trabajos, ni los matrimonios. Para nuestra salud mental, espiritual y hasta física es importante recuperar la visión realista de las cosas, todas la personas, tenemos nuestras virtudes pero también nuestros vicios y defectos, algunos más algunos otros menos, pero de una u otra manera todos somos seres limitados, incapaces de satisfacer todas las necesidades de los demás.

Pero ante la inclinación natural de buscar lo ideal, nos ayudará mucho aprender a integrar en nuestro desarrollo personal, en nuestra vida afectiva la aceptación y la valoración de lo que el otro me pueda dar y ofrecer; en el caso de los trabajos, valorarlos no despreciarlos para no generar complejos de inferioridad ni frustraciones. Esto no significa resignación ni falta de ambiciones, no es dejar de buscar lo mejor, no es buscarlo tampoco como el único objetivo de la vida. En la búsqueda de lo ideal, una personalidad madura,  e integrada afectivamente, con los pies bien puestos en la tierra, sacará lo mejor de lo que en la vida encuentra o le toca.

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El Heraldo de Saltillo
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