DESDE MI ESCRITORIO

Por Saltillo, por Coahuila y por México…Votemos 

El próximo domingo 2 de junio, México vivirá un momento decisivo para su futuro.

Se llevarán a cabo elecciones en las que se elegirá al presidente de la República, senadores, diputados federales y presidentes municipales, en el caso de Coahuila y otras entidades. Este evento es una oportunidad única para los ciudadanos de ejercer su derecho al voto y, a través de él, influir directamente en el rumbo de la comunidad y del país.

Todos sabemos que la participación ciudadana en las elecciones es fundamental para la salud de una democracia. Las elecciones son el mecanismo a través del cual los ciudadanos expresan sus preferencias y eligen a quienes consideran más aptos para representarlos y tomar decisiones en su nombre. En este contexto, la apatía y la abstención electoral pueden tener consecuencias negativas, debilitando la legitimidad de los gobernantes y perpetuando problemas sociales y económicos.

México ha enfrentado un sinfín de desafíos a lo largo de los años, pero estos problemas no pueden ser resueltos de manera efectiva sin una administración nacional comprometida y capaz.

Es por eso, que la participación de todos en las elecciones es una forma concreta de contribuir a la mejora de la calidad de vida en la ciudad. Al votar, los ciudadanos tenemos la oportunidad de elegir a líderes que representen sus intereses y trabajen por el bienestar de todos.

En estas elecciones, la posibilidad de reelección para ciertos cargos puede ser una opción a considerar seriamente. La reelección permite la continuidad de proyectos y políticas que han demostrado ser efectivos.

El acto de votar es más que una simple obligación cívica; es la esencia de la democracia. Cada voto cuenta y tiene el poder de influir en el resultado de las elecciones. La abstención, por otro lado, es una renuncia a ese poder, una oportunidad desperdiciada para moldear el futuro de la comunidad. La democracia se fortalece cuando los ciudadanos participan activamente, cuando alzan su voz y hacen escuchar sus demandas a través del voto.

En este contexto, es una obligación que todos los ciudadanos tomemos conciencia de la importancia de nuestra participación en las próximas elecciones. Más allá de las preferencias partidarias, el acto de votar es una manifestación de compromiso con la ciudad y con el país. Es un paso hacia la construcción de una sociedad más justa, segura y próspera.

Hay que informarse sobre los candidatos, hay que evaluar sus propuestas y acudir a las urnas el próximo 2 de junio.

¿Por qué decimos todo lo anterior?

Porque necesitamos un país en el que la ley sea la ley, y lo sea para todos, sin distinguir preferencia ideológica o clase social. Donde los criminales le teman a la justicia, y no viceversa. Un país donde un niño con sueños salga a la calle sin arriesgarse a que una bala termine con éstos. Donde una mujer valiente que denuncia corrupción e impunidad no sea víctima de un presidente vengativo y sin escrúpulos. Donde las víctimas merezcan empatía. Donde el acceso a educación y salud no dependa del código postal en el que se nace. Donde los trabajadores y los talentosos prefieran quedarse. Donde los líderes no busquen dividirnos a partir de dogmas y descalificaciones arbitrarias. Donde el Estado invierta para maximizar nuestra productividad y crecimiento y no para saciar caprichos ignorantes. Un país donde una candidata a la Presidencia voltee a ver a su rival por respeto, sabiendo que representa a millones de mexicanos, pero también voltee a ver la realidad. Donde la mentira no sea su principal recurso retórico, en un México sin «otros datos».

Solo a través de una participación activa y consciente podremos lograr el cambio y la mejora que todos deseamos. La democracia no es un espectador; es una responsabilidad compartida. Al votar, ejercemos nuestro derecho y cumplimos con nuestro deber de ciudadanos, contribuyendo así a un futuro mejor para todos.

Este domingo, todas y todos a votar.

 

Buen fin de semana, la frase: “No tomes una decisión permanente por una emoción temporal”. ¡Ánimo!

 

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Autor

Héctor Reyes