OPINIÓN

MEMORIAS DE CRECIMIENTO Y RESEÑA PARA LLEVAR

Por

6 mayo, 2024

M.D. JUAN MANUEL GONZÁLEZ ZAPATA

Hay cosas que no cambian a pesar del pesar del tiempo y a pesar del pasar de los años; otras que se van de nuestras memorias de manera temporal y son traídas a nosotros por aromas, sonidos, o imágenes que reviven esbozos de recuerdos que con los años van perdiendo su fuerza. Después de todo nuestra memoria es selectiva, limitada y convenenciera en algunas ocasiones.

Por ello, y a propósito del día del niño, resultó interesante abordar el libro “Los niños en el Saltillo antiguo, relatos sobre la infancia (siglos XVII-XX)” de Iván Vartan Muñoz Colera. En él, se relatan historias que nos permiten imaginar la dinámica social que se vivió hace muchos años en la tierra que hoy nos toca habitar.

Nos relata un Saltillo dividido, entre otras cosas, por una acequia. Refiere la existencia de norias, grandes pinos, álamos, de solares y huertos llenos de cultivos de trigo, durazno y chabacano, de pulquerías, tejidos de ixtle, toros de lidia y cuidado de cabezas de ganado. De esclavitud, y sentencias a criminales, todo lo anterior relacionado con la actividad infantil hace más de 300 años en el territorio que hoy nos toca habitar.

Por lo anterior, podemos realizar un ejercicio de introspección y afirmar que el Saltillo que vivieron nuestros ancestros es muy distinto al que vivimos; y completamente diferente al que vivirán las nuevas generaciones; cada vez hay más desafíos por enfrentar.

La capital del estado ha ido cambiando paulatina y abruptamente; hay tradiciones que llevamos en lo profundo de nuestras conductas, y prácticas que para bien o para mal poco a poco comienzan a perderse.

Recuerdo caminar por mi barrio de la infancia, en el primer cuadro del centro de Saltillo y encontrar múltiples personajes que al día de hoy es raro ver; el ropavejero; el camotero; el afilador de cuchillos; el vendedor de globos de colores y el famoso señor del “burro” que vendía tierra y plantas que arguia eran de la sierra. (te las llevaba a domicilio).

Por el calentamiento global y el crecimiento acelerado de la población; ya no se ven en la misma cantidad las antiguas nogaleras, ni los chapulines “gigantes”, ni los cotorros, ni los caracoles, ni muchas otras cosas que se van esfumando para transformarse en un vago recuerdo.

El desabasto de agua potable y de consumo es un problema actual que será la crisis humanitaria mas grande que enfrentaremos en un futuro cercano. Por ello es indiscutible que en comparación a otros municipios de México, en Saltillo se ha previsto bien el uso de tecnología hídrica para evitar un cataclismo prácticamente anunciado. Al día de hoy hemos vencido las dificultades del desierto.

Lo mismo debemos prever para la calidad del aire, que cada vez se encuentra más deteriorada por el calentamiento global, el crecimiento poblacional y el desarrollo industrial acelerado.

Ante la falta de trabajadores para el campo, muchos ranchos, huertos y usos se irán transformando poco a poco por sus propietarios en fabricas, industria, fraccionamientos y estacionamientos.

Es indudable que la calidad de vida en Saltillo es mucho superior a la media en el país; tenemos seguridad, trabajo, desarrollo social y opciones para construir un proyecto de vida en base a la autodeterminación de nuestros intereses.

No obstante, es momento de que las nuevas generaciones nos pongamos en movimiento y que busquemos preveer los desafíos que traerá el desarrollo de una ciudad competitiva; cuya tendencia es el desarrollo de la industria, la construcción de centros urbanos y vivienda vertical.

Por todo lo anterior, y en conclusión vale la pena mirar al pasado para encontrarnos con uno mismo; para recordar de donde vinimos y comprender de mejor manera la forma en la que reaccionamos. Además, debemos recordar, que si en aquel entonces estábamos divididos por una acequia; hoy en día debemos estar unidos por el cuidado al medio ambiente.