Los candidatos son, por definición, el recurso principal de las campañas. Por eso es importante para el electorado darles seguimiento puntual en todo momento.
De acuerdo con el clásico manual de campaña de los Maestros Salcedo Aquino y Martínez Silva, la identificación con un partido sirve como pantalla perceptual a partir de la cual el electorado ve a los candidatos, propuestas y demás elementos de la elección, al grado de que, aunque el electorado desconozca las posiciones de su propio partido, tiende a suponer que son muy similares a las suyas.
Conforme a la teoría clásica de la democracia, las propuestas de partidos y candidatos deben ser el factor decisivo del voto ya que la ciudadanía debe ser capaz de elegir entre opciones con base en la información y el razonamiento, independientemente de los intereses de grupo o partidistas, y de lo atractivo de la personalidad de los candidatos.
Sin embargo, existe el voto fundado en las opiniones sobre las cualidades personales de un candidato.
Por ello los y las candidatas requieren que el electorado las conozca, lo cual es posible en elecciones importantes, capaces de producir una gran visibilidad de estos candidatos y candidatas, como las elecciones presidenciales, y de gubernaturas y senadurías, principalmente.
En el resto de las elecciones, ante la falta de información acerca de los y las candidatas, es frecuente que el electorado recurra a la guía que le proporciona su identificación de partido. Entre menos desarrollada esté la imagen del partido, los electores serán más sensibles al candidato o candidata.
De cualquier modo, una buena parte del electorado decide con base, principalmente, en sus percepciones de cómo el candidato o candidata se desenvolverá o se ha desenvuelto en los puestos que ha tenido, así como en la simpatía que le produce su personalidad, sea por el contacto personal, por la comunicación masiva, o bien, en respuesta a la desconfianza o aversión que le inspira la candidata o candidato opositor.
Las dimensiones de las y los candidatos que atraen al electorado son la competencia, integridad, credibilidad, capacidad de liderazgo, habilidades administrativas, visión del país y simpatía, por mencionar las más importantes.
Las y los electores pueden apoyar a una candidatura porque piensan que es una persona competente e íntegra, o les gusta su visión del futuro, o piensan que será un buen líder. También pueden decidir no apoyarla por las mismas razones.
Las personas que encabezan las candidaturas influyen más en el voto cuando la gente las conoce lo suficiente como para apoyarlas u oponerse a ellas. Si existe una alta visibilidad de éstas, puede propiciarse la deserción si la candidatura opositora s muy atractiva o la propia es opaco.
No obstante, como los candidatos varían en cada elección, la fuerza de la identificación partidista puede volver a operar y el elector regresar a su partido original.
Los candidatos han ido adquiriendo una importancia creciente conforme se incrementa el uso de los medios audiovisuales y menguado la identificación partidista como base de la votación; son ahora los medios masivos los que establecen los lazos críticos entre candidatos y electores.
Cuando estos últimos creen conocer lo suficiente acerca de los candidatos, es muy probable que decidan su voto con base en este conocimiento, lo cual puede originar el voto escindido -el que distribuye un mismo elector entre los candidatos de distintos partidos diferentes al suyo- ya que, en cada elección, buena parte de los electores no deja de considerar seriamente a los candidatos de los otros partidos a pesar de que tengan una preferencia previa.
Los candidatos son, generalmente, los elementos que les dan novedad a las elecciones; la nominación de un candidato atractivo es crucial para el éxito electoral, pues es sumamente difícil alterar los patrones existentes de lealtades partidistas o la propia imagen de los partidos. En consecuencia, son los candidatos los que pueden cambiar la percepción que los electores tengan de ellos, sobre todo si no poseen una imagen plenamente definida y difundida.
En determinadas circunstancias, algunos candidatos poseen características que facilitan o impiden aumentar su capacidad de atracción, ya que los electores los evalúan también conforme a las tareas que exigen las condiciones actuales y por venir, de modo que no es lo mismo un buen candidato para la depresión que para la prosperidad, por ejemplo.
Hoy como nunca los candidatos pueden ir directamente al electorado a lucir las características personales y las propuestas que más ventajas pueden darles sobre sus competidores. Por eso los candidatos siguen siendo el recurso principal de las campañas.
La misión del elector es conocerlos, informarse, analizar y, sobretodo, ir a votar.
José Vega Bautista
@Pepevegasicila
josevega@nuestrarevista.com.mx
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