El que quiere…
Quizá este sea uno de los dichos que más escuchaba de mi abuela. Cada vez que tenía una situación complicada o que no sabía cómo resolver algo y se lo comunicaba, mi abuela me respondía el que quiere, puede y me mostraba una forma distinta de hacer las cosas.
Hoy que mi abuela no está, me gustaría decirle que lo intento y que de verdad quiero, pero muchas veces me siento rebasada.
Después de la marcha del #8M reflexioné, si vale la pena seguir insistiendo en la lucha, pues pareciera que estamos solas y que la sociedad civil, lejos de entender la causa, nos da la espalda.
Mientras unas salieron a marchar, otras hicieron activismo digital y muchas hablamos en nuestro entorno para generar consciencia. Sin embargo, hubo personas que salieron durante la marcha a quejarse por el “desorden” que se genera.
Ya hemos escuchado mucho que esas no son las formas y que la gente apoyaría más si las marchas fueran pacíficas, pues consideran a la iconoclasia como violencia, a pesar de que organismos globales como Amnistía Internacional han observado en repetidas ocasiones que la iconoclasia se considera un acto pacífico de desobediencia civil, necesario para visibilizar las inconformidades de las manifestantes y que no es violatorio de DDHH.
Pero nos siguen molestando más las formas que el contenido. No importa porqué marchamos, las mujeres desaparecidas, las violaciones a mujeres y niñas, la trata de personas, la violencia de género ni los feminicidios, si no vamos vestidas como lo indican los cánones sociales, en silencio y repartiendo flores, no nos van a tomar en serio.
La sociedad olvida muy pronto los nombres de las mujeres que nos faltan, los gobiernos lavan y reparan los “destrozos” al día siguiente y pareciera que no pasa nada. Nadie documenta nuestras quejas, no hay voluntad de parte de ningún servidor público, partido político u organización por hacer eco de nuestras voces al interior de los edificios de la patria “mancillados” por el paso de las feministas.
El día 09 de marzo mientras los gobiernos mandan cuadrillas de limpieza, muchas mujeres hacemos la misma limpieza en nuestras redes y círculos sociales. Y cerramos filas para contenernos y cobijarnos.
Pero cuando más desesperanzada me siento, de nuevo mis hermanas me muestran que mi abuela tenía razón y que el que quiere, puede, ya que, apenas pasó el evento del 8 de Marzo y el día 12 tuvimos una capacitación con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la que participamos no menos de 60 mujeres interesadas en conformar la Observatoria Ciudadana para el ejercicio electoral 2024.
Muchas de nosotras, integrantes de colectivas feministas como Furia Coahuila, Las Constituyentes MX y Todas México, con la intención de incidir en la construcción de una mejor clase política para nuestro país.
Así que sí, cambiando un poco la frase y en tu memoria abuela “la que quiere puede” y las feministas demostramos que juntas podemos. (LEONOR RANGEL|EL HERALDO)
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