A LA BÁSCULA

Beneficiarios de la violencia 

Sólo el pasado fin de semana se registraron 230 muertes violentas, en el tercer fin de semana más violento en lo que va de este naciente año.

La semana anterior un par de precandidatos a la alcaldía de Maravatío, en Michoacán, uno de Morena y el otro del PAN, fueron ultimados con diferencia de horas. Durante el fin de semana, Alfredo González Díaz, aspirante a la candidatura por el PT a la alcaldía de Atoyac, en Guerrero, corrió la misma suerte. En lo que va del año, una veintena de políticos y candidatos han sido asesinados en nuestro país.

Desde hace varios meses que actores de los más diversos segmentos de la población —empresarios, religiosos, académicos, periodistas, investigadores— han venido advirtiendo sobre lo peligroso que se está tornando el actual proceso electoral, que muchos consideran desde ya, será el más violento y sangriento de la historia moderna de México.

El único que parece que no ve —o se hace, como diría la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos—, la realidad que estamos viviendo, es el principal inquilino de Palacio Nacional. A mediados de febrero rechazó el resultado de un estudio realizado por el Centro de Estudios de Citibanamex, que advertía de la posible intervención del crimen organizado, lo que podría generar violencia en las campañas electorales.

Desestimó las previsiones del estudio, asegurando que hay una tendencia y la van a seguir disminuyendo los delitos, sobre todo los homicidios. No sé si al final alcanzó a recoger su lengua cuando sostuvo que: “Antes había una asociación delictuosa, llegó a existir lamentablemente un narco-Estado. Eso ya no existe en el país. No existe esta asociación delictuosa. Está pintada la raya: una cosa es la delincuencia y otra la autoridad, antes eran los mismos”.

Este lunes, Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, declaró ante el Consejo de Derechos Humanos reunido en Ginebra, que se debería proteger de la violencia, al que consideró como un importante periodo electoral, en que está entrando nuestro país, en relación con la serie de asesinados de candidatos y políticos que se han venido registrando.

El funcionario de Naciones Unidas no tuvo que ir muy lejos en pos de la respuesta, porque este mismo lunes, el presidente se refirió a él (‘con todo respeto’) como tendencioso, “que está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país violento, como lo ven nuestros adversarios y los medios de comunicación”.

¿Y no lo es, presidente? Como diría mi abuelita, está viendo y no ve. Sólo el pasado fin de semana se registraron 230 muertes violentas, en el tercer fin de semana más violento en lo que va de este naciente año.

Monseñor Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia para el Episcopado Mexicano hizo un llamado a los mexicanos -en Tele fórmula con Joaquín López Dóriga-, para votar en los comicios del 2 de junio próximo para cambiar la situación de violencia del crimen organizado que hay en el país.

Históricamente en nuestro país, los partidos que han ganado la mayoría de las elecciones, son los que tienen el voto duro más robusto y bien aceitado. Por eso el PRI durante muchos años se mantuvo imbatible, porque con el solo voto de sus seguidores ganaba elecciones, sabedores de que una inmensa mayoría de los ciudadanos sumidos en la apatía y el valemadrismo, no acudía a las urnas. Actualmente alimentado y robustecido por los programas clientelares de becas, particularmente a los jóvenes y a las personas de la tercera edad, el voto duro más grande y fuerte es el de Morena. Si la gente no sale a votar, a Morena le bastará con su propio voto duro para ganar las elecciones.

Pero también la historia nos ha mostrado que cuando la gente sale a votar masivamente, no hay voto duro que alcance para ganar una elección (remember 2018), por ello la importancia de que la mayoría de los mexicanos cumplamos el 2 de junio con nuestra responsabilidad que al mismo tiempo es nuestra obligación, de votar. Si se registra una votación histórica, ganará la opción que desea la mayoría de los mexicanos, y no dejarles a otros la responsabilidad de decidir por los demás y quizá gane la opción que menos deseábamos. Por eso es tan importante votar.

Con ese panorama es que bien valdría la pena preguntarnos ¿a quién le conviene sembrar el miedo con la violencia para inhibir el voto de los ciudadanos? ¿a quién le conviene que la gente no vaya a las urnas y vuelva a ganar el histórico abstencionismo?

Monseñor Castro Castro, en alusión a la declaración por enésima ocasión de López Obrador de que en México la gente vive ‘feliz, feliz’, dijo que si no se reconoce la verdad de la situación que vive nuestro país, no habrá justicia ni paz. “Nosotros buscamos la verdad, que es fundamento de la justicia, no puede haber justicia y paz si no hay verdad.

“Que reconozcamos desde el que tiene la mayor hasta la menor responsabilidad que esto es México, que está herido y salpicando sangre, tantos territorios en manos del crimen organizado, ¿qué vamos a hacer por el futuro y el próximo sexenio? Vamos a buscar juntos, es el momento de estar unidos, de perder la apatía y la indiferencia”.

Solo hay un hombre en todo el país, que no ve la verdad, que niega la verdad, mientras, como dice el también Obispo de Morelos, México está herido y salpicando sangre.

 

laotraplana@gmail.com

 

X= @JulianParraIba

 

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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