Examinan desaparición de mujeres

Monterrey.- Cuando una adolescente desaparecida es localizada es común escuchar comentarios del tipo: «Seguro se fue con el novio». Pero ¿qué es lo que ocurre en realidad?

Para comprender qué hay detrás de los casos de desapariciones de mujeres, suceso ha ido en incremento en los últimos cinco años, la profesora investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Séverine Durin, realizó una investigación cuyos resultados fueron presentados este jueves.

Lo que encontró es que la violencia estructural, familiar y de género vuelve vulnerables a las jóvenes a ser desaparecidas, ya sea por fugas, raptos o secuestros.

«Estamos ante lo que podemos llamar un continuum de violencia feminicida», señaló Durin durante la presentación en el Museo de Historia Mexicana.

La investigación «Vulnerables a ser desaparecidas: niñas y mujeres jóvenes en Nuevo León (2018-2022)» se realizó en colaboración con la Comisión Local de Búsqueda en Nuevo León, el sistema DIF y Secretaría Ejecutiva del SIPINNA del Estado, para indagar los factores de vulnerabilidad de niñas, adolescentes y mujeres jóvenes.

Al considerar que es imposible trabajar con personas desaparecidas -porque no se sabe dónde están- la investigadora estudió casos de quienes han desaparecido y fueron encontradas, a través de encuestas, entrevistas, elaboración de mapas, así como consulta en expedientes de la Procuraduría de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes.

«Es la vía para entender qué es lo que han vivido, en qué circunstancias se encontraban, en qué condiciones, qué fue lo que pasó», indicó Durin.

 

EN RIESGO

Hasta el año pasado en México se tenía registro de más de 110 mil personas desaparecidas, de las cuales al menos 22 mil 310 son mujeres: en Nuevo León se tenía un listado de 6 mil 229 personas desaparecidas, de las cuales mil 670 son mujeres.

Los resultados mostraron que uno de los factores de vulnerabilidad es la violencia estructural: habitar en lugares de difícil acceso, con condiciones duras de trabajo, con madres que trabajan de noche, y en general, privación de derechos básicos.

También están la violencia familiar y de género: adolescentes privadas de sus derechos, que son desescolarizadas para asumir labores de cuidado, con violencia sexual en casa y privación de la libertad para vivir su vida con amistades e incluso un noviazgo.

Entonces surgen conflictos en los hogares que desembocan que desembocan en una fuga, apuntó.

«Se piensa: ‘Es un conflicto con la mamá’, pero es más un conflicto que tiene que ver con la violencia de género», aclaró.

«El problema de fondo es el que tenemos atrás».

Otro factor de vulnerabilidad, en crecimiento en los últimos años, es el enganchamiento de las jóvenes a través de redes sociales: son engañadas o secuestradas, o incluso, ellas mismas se fugan para huir de algún intento de explotación.

Al abordar algunas de las recomendaciones para atender el tema, la investigadora remarcó la importancia de combatir la revictimización de parte de las autoridades, así como dar un seguimiento a las personas desaparecidas y localizadas, con gran énfasis en el cuidado de su salud mental.

El estudio será publicado en línea por el Instituto Mexicano para los Derechos Humanos, con fecha tentativa para marzo. (AGENCIA REFORMA)

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Agencia Reforma
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