El país se conmocionó con una terrible noticia: un grupo de jóvenes fue asesinado en una posada, su “error”, no aceptar intrusos en el festejo. La autoridad tiene como hipótesis que ese rechazo fue el motivo de la masacre.
Guanajuato es un estado emblemático, tierra de trabajo y cultura. Tengo el privilegio de conocer muchas de sus poblaciones y guardo amistades entrañables en aquella entidad. Jamás me canso de recorrer las calles y plazas de su histórica capital.
Salvatierra es pueblo mágico, su fundación es del siglo XVII, y guarda muchos recuerdos de su pasado glorioso. En el Puente de Batanes, joya arquitectónica del virreinato, se desarrolló una batalla entre insurgentes y realistas, los segundos al mando del terrible Agustín de Iturbide.
Si usted busca en la red, encontrará una página donde con orgullo y razón se presumen las bellezas de Salvatierra y la región, entre ellos, el Templo y Convento de las Capuchinas, el Santuario Diocesano de Nuestra Señora de la Luz y la Ex Hacienda de San José del Carmen.
En la hacienda a la que me refiero en el párrafo anterior, ocurrieron los acontecimientos que motivan estas líneas. Soy hijo, padre, hermano y tío, y no deja de dolerme un terrible crimen que se cometió en contra de mi familia. No hay día que no recuerde aquel doloroso momento y lo solo que me sentí. Comprendo a las familias de los muchachos a los cuales se les quitó la vida y sé de su dolor e impotencia.
Al crimen se le tiene que combatir, las autoridades deben saber y entender que hay fenómenos delictivos que son incompatibles con la paz y la democracia. Aquellos que piensan en pactos o complacencias, tarde o temprano, se darán cuenta de su error.
Tengamos la certeza de que la paz es posible, para llegar a ella el camino no es fácil y en ocasiones personas de bien pagan un costo que puede ser alto. Nunca, nunca, la autoridad debe minimizar los acontecimientos, culpar al pasado o burlarse de las víctimas. Camus, aquel argelino, que escribió El Extranjero y El Primer Hombre, dijo alguna vez: La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente.
La paz es posible, para conseguirla se requieren de inicio cinco cosas: 1) autocrítica de las autoridades, 2) la coordinación de los tres órdenes de gobierno, 3) voluntad que se traduzca en presupuestos, políticas públicas y operativos, 4) cooperación internacional y 5) respeto a los derechos humanos y la recuperación del estado de derecho y del tejido social.
Avanzo en el texto y no resisto a recordar que Salvatierra no es un hecho aislado y que México se hunde en la violencia. No resisto decir: ¡Carajo! la historia se repite, parece que ya se nos olvidó la masacre de Irapuato, 20 muchachos asesinados o las barrancas de Jalisco y sus bolsas de restos.
El actual gobierno federal y su partido corifeo no tienen la menor idea de cómo combatir al crimen y se deben marchar a su casa en las próximas elecciones. Para lo que sí son buenos es para confundir, engañar y crear ilusiones.
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