Ciudad de México.- Una posible razón por la cual los humanos son incapaces de vivir hasta 200 años podrían ser los cambios biológicos que experimentaron sus ancestros durante la época de los dinosaurios, de acuerdo con una hipótesis propuesta por João Pedro de Magalhães, investigador del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham, ubicada en Reino Unido.
Los dinosaurios fueron los depredadores dominantes de la Tierra por más de 100 millones de años. En aquel entonces los mamíferos se encontraban en el fondo de la cadena alimenticia, pues fungían más como presa que como predadores, explica en científico en una publicación en “The Conversation”.
Los mamíferos de esos tiempos eran similares a roedores, es decir, pequeños animales que salían de sus escondites por la noche para atrapar insectos. Al estar presionados por los dinosaurios, debían reproducirse rápidamente (como lo hacen las ratas y ratones ahora) y su esperanza de vida era corta.
Ante tales condiciones, no había razones para que los mamíferos conservaran genes y procesos vinculados a una vida longeva, como sistemas de regeneración de tejidos y reparación de ADN, considera De Magalhães.
Su hipótesis del cuello de botella de la longevidad sostiene que los sistemas de regeneración y reparación se perdieron, mutaron o quedaron inactivos debido a la evolución de los primeros mamíferos.
Como resultado, se impusieron limitaciones biológicas que determinan cómo envejecen estos animales en la actualidad, apunta un artículo del investigador publicado en la sección de ideas y especulaciones de “BioEssays”.
Tras el impacto de un asteroide contra la Tierra hace 66 millones de años, los dinosaurios desaparecieron y los mamíferos pudieron evolucionar en varias especies con distintas esperanzas de vida.
Aunque los humanos evolucionaron para ser longevos, pues llegan a vivir hasta 120 años, tuvieron que desarrollarse constreñidos por las limitaciones de sus ancestros, indica De Magalhães.
A decir del profesor de biogerontología molecular, los dinosaurios marcaron una diferencia para los primeros mamíferos porque representaban una presión para su evolución, mientras que otros grupos de animales no experimentaron algo similar.
Las tuátaras, por ejemplo, son reptiles endémicos de Nueva Zelanda derivados de las serpientes y lagartos hace 250 millones de años. Gracias a su lenta evolución son conocidos como fósiles vivientes.
Se cree que viven más de 100 años y envejecen mucho más lento que los humanos, según un análisis de ADN publicado en “Science” en 2022.
“Quizás hayan conservado sus genes antienvejecimiento, a diferencia de incluso los mamíferos más longevos. Nuestra esperanza de vida puede estar limitada debido a nuestra historia evolutiva”, sostiene De Magalhães. (AGENCIA REFORMA CON INFORMACIÓN DE THE CONVERSATION)
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