CLAVE DE FA

 Lenia Batres y el jaloneo en la SCJN

No es un secreto que el presidente López Obrador, a lo largo de su sexenio, ha tratado de someter a los otros poderes de la Nación y organismos autónomos, cooptando espacios, y tratando de desaparecer a los que no ha podido controlar o que le representan oposición a su proyecto de gobierno. El caso más particular y de mayor relevancia es la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Contexto: de acuerdo con la ley, cuando un ministro cumple su encargo de 15 años, o decide jubilarse, el presidente debe proponer una terna al Senado para sustituir al ministro saliente. AMLO había tenido la oportunidad de proponer y ratificar a Juan Luis González Alcántara, la ministra pirata Yasmín Esquivel, Ana Margarita Ríos, y Loretta Ortiz.

El tema es que él esperaba servilismo por parte de estos cuatro ministros, y solamente lo ha obtenido de dos: la ministra pirata y Loretta Ortiz, quienes apoyan cabalmente las decisiones e intereses del presidente. Los otros dos, han mostrado una postura de mayor independencia al poder Ejecutivo, y eso no le gusta al presidente. Dijo que esos ministros le habían salido muy «conservas».

Ahora que Arturo Saldívar se fue a la campaña de Claudia Sheinbaum, vino una nueva oportunidad de postular a un nuevo ministro. López Obrador no quiso arriesgar el espacio y propuso ternas con pura militante férrea de Morena. Si bien esto no es un impedimento legal, moralmente es deseable que no tengan un sesgo partidista, por eso fueron rechazadas en el Senado. Ante este escenario, la ley faculta al presidente a meter una designación directa, cosa que no ocurría desde el Porfiriato. Y así es como Lenia Batres, fiel militante de la Cuarta Transformación y hermana del jefe de gobierno de la Ciudad de México, llega a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Esta no es la primera vez que un presidente propone a un ministro afín, pero se guardaban un poco las formas, sobre todo en la parte de la independencia ideológica. En esta ocasión, AMLO muestra decididamente su intención de meter mano al Poder Judicial, máxime cuando la ministra presidenta Norma Piña ha bateado varias chicanadas del poder Legislativo que tenían que ver precisamente con limitar la independencia de otros órganos autónomos, como el INE, él llamado Plan B.

Ahora viene el Plan C: ganar la mayoría calificada en el Congreso para reformar la Constitución y así hacer que los nuevos ministros sean electos por voto popular, es decir, por la red clientelar de Morena. Eso es lo que está en juego en la elección del 2024, y no pinta bien la separación de poderes en el futuro.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael