Tlacotilla
En esta ocasión te platico no de la historia de lo que es hoy nuestra hermosa ciudad, si no de la prehistoria de Saltillo.
Partiendo del argumento que da la ciencia de la historia, en el cual se le conoce prehistoria al periodo que inicia desde que apareció el primer ser que caminó en dos pies hasta el momento en el cual apareció la escritura, podríamos decir que la historia de Saltillo inició cuando fundaron la Villa de Santiago del Saltillo, pues a partir de ese momento llegó la escritura a estas tierras.
Y esta historia, más bien esta prehistoria de la que te platico, fue antes de que nuestra ciudad se llamará Saltillo, incluso antes de que fuéramos dos poblados: la Ciudad de Leona Vicario y el Pueblo de Villalongín. De hecho, esta prehistoria trata de antes de que las 71 familias de San Esteban de Atixatlán fundarán el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, e incluso sucedió antes de que Alberto del Canto fundará la Villa de Santiago del Saltillo. Sucedió aún más atrás del tiempo en el cual los ejércitos de don Alonso López de Lois descansaran en “El Saltillo”, cuando custodiaban minerales y piedras preciosas desde Mazapil hasta la mina que está ubicada en lo que hoy es la ciudad de Cerralvo, Nuevo León.
Y es que antes de la llegada de los europeos al en ese momento desconocido continente americano, en esta región habitaban distintas tribus de nativos, entre ellos los guachichiles, quienes eran además de nómadas, aguerridos, y tenían una organización social y militar muy rudimentaria. No tenían dios alguno, y según me platicó mi amigo Rufino Rodríguez, experto en el tema, hablaban una variante del náhuatl.
Los guachichiles, que bien puede ser escrito con “g” o con “h”, no eran una tribu con tradiciones o costumbres más que la de pintarse la cabeza de color rojo, de ahí que se les llamará de esa manera, pues huachichil en náhuatl significa cabeza roja.
Esta tribu recorría este valle hermoso en el cual hoy está asentada Saltillo, un valle en el cual había cientos de ojos de agua, con gran vegetación y un clima, dicen, espectacular, al cual los primeros habitantes de estas tierras llamaban “Tlacotilla”, cuyo significado es lugar de aguas altas.
Probablemente hacían referencia al mismismo lugar que dio origen a Saltillo, aunque no haya sido el lugar de la fundación de a Villa de Santiago del Saltillo, pero sí la referencia que tanto Francisco de Urdiñola como Alberto del Canto le platicaron a don Alonso López de Lois y al gobernador de la Nueva Vizcaya, Francisco de Ibarra, dando así la autorización para la fundación de la Villa de Santiago del Saltillo y así dar inicio a la historia de esta ciudad.
Esta es la prehistoria de como los primeros habitantes de esta tierra llamaron “Tlacotilla” a la misma tierra que hoy conocemos como Saltillo. Y bien podríamos decir que “Yo Soy de Tlacotilla”.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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