COMO DECÍA MI ABUELA

“En boca cerrada…”

Mi abuelita me mal acostumbró a comer “algo dulce” después de la comida, y ese algo podía ser, desde un durazno en almíbar hasta una rebanada de pastel. Por eso, siempre tenía “su reserva personal en la alacena o el cajón del roperito. –ve a la cocina y de la alacena te traes unos dulcitos que tengo por donde está la manteca, pero no pitarrees- comentaba con voz baja y haciendo ademán de silencio sobre sus labios, pero no faltaba el despistado que cuando una de mis tías preguntaba ¿a dónde vas? terminaba delatando, sin querer, a la abuela, quién al verse descubierta decía “en boca cerrada, no entran moscas” y se disponía a repartir generosamente entre todos.

Soy fiel creyente de que el silencio, sobre todo en el caso de las víctimas, no le hace bien a nadie. Escuchar los testimonios de las víctimas es fundamental para entender los mecanismos mediante los cuales la violencia hacia las mujeres se normaliza, institucionaliza, instrumenta y sistematiza. Escuchándolas, uno creería que existe un manual en el cual los violentadores estudian los pasos a seguir para salir impunes, pero la realidad es que no les hace falta. El propio machismo y el sistema patriarcal que nos rodean hacen factible que pedófilos y pederastas sigan al lado de nuestros niños y niñas y que sus casos, formen parte de las estadísticas de aquéllos que fueron acusados “falsamente”.

Por eso, aprovechar los espacios que nos son brindados para escuchar estos testimonios es fundamental, como el que se brindó esta semana a través del Gobierno del Estado para la plática con la ex atleta Azul Almazán creadora del guion de la película La Caída basada en su propia historia. Me parecería sumamente valioso que los miembros del Instituto Estatal de las Mujeres o del Deporte, así como de la Fiscalía, difundieran en sus redes sociales la conferencia brindada por Azul Almazán, donde narró la experiencia del acoso, el abuso desde las instituciones y hasta temáticas acerca de la salud mental, pero quizás piensen que, como decía mi abuela “en boca cerrada, no entran moscas” pues quién sabe quiénes pudieran ver en el testimonio de Azul, un reflejo de su propia historia.

El Día Naranja o Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, no debería quedarse en un color, o un lazo que nos colocamos. Eso quizá fue funcional para hacer más popular ese día, generar curiosidad y generar el diálogo acerca del tema, pero debemos ir mucho más allá. Compartir siempre información sobre el tema, debe ser fundamental dentro de una sociedad que en verdad lucha para acabar con todas las formas de discriminación y violencia en contra de las mujeres.

Las feministas no solo salimos a marchar el #8M o el #25N (fechas que señalo de esta manera porque así se han popularizado, explotado y hasta comercializado en campañas que favorecen intereses diversos, pero no los de las mujeres) sino que, además, estamos incidiendo en todos los espacios, comenzando por nuestros centros de trabajo, aulas, familias y llegando hasta los Congresos de cada rincón de México con iniciativas que permiten allanar el camino de las mujeres hacia una cultura de la no violencia y un “piso parejo” para todos.

Este jueves 30 de noviembre, estaremos en el “Foro 3 de 3 Contra la Violencia Hacia las Mujeres” en el auditorio Emilio J. Talamás de la Unidad Campo Redondo de la UADEC, a partir de las 11 am. En él, seguiremos hablando de la importancia de sacar a todos los deudores alimentarios, acosadores y violentadores de mujeres, de todos los espacios públicos desde donde, valiéndose de la autoridad y el poder que acompañan el cargo que ostentan, una y otra vez, arrollan los derechos fundamentales de las mujeres e infancias de nuestro país. Los invitamos y esperamos contar con la asistencia de todas porque #JuntasSomosMasFuertes

 

 

Autor

Leonor Rangel