Tenemos la responsabilidad de erradicar la agresión contra las mujeres

 Esa práctica fractura el tejido social: Karla Amozorrutia Nava

Ciudad de México.- No hay excusa para quedarse quietos, es urgente actuar para ayudar a eliminar la violencia contra las mujeres, considera la directora de Gestión Comunitaria y Erradicación de las Violencias, de la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la UNAM, Karla Amozorrutia Nava.

Esta práctica afecta de manera individual, colectiva y el tejido social se fractura. Cuando una persona de nuestra comunidad la vive impacta en las relaciones sociales de las demás, por eso todas, todes y todos tenemos la responsabilidad de eliminarla, enfatiza en entrevista la académica.

En ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas a partir de 1993, la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras explica:

La agresión contra ellas y las niñas sigue siendo una de las violaciones a los derechos humanos más extendida y generalizada en el mundo. Se calcula que en el orbe casi una de cada tres féminas (736 millones) ha sido víctima de abuso físico y/o sexual, al menos una vez en su vida.

Esta cifra se empata con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) en 2021 la cual refiere que de las de 15 años y más que han asistido a la escuela, el 32 por ciento ha padecido algún tipo de ataque a lo largo de su vida como estudiante, añade la pasante del Posgrado en Lingüística Hispana.

Ese porcentaje es elevado, es decir, las afectadas llegan a ser dos personas de cada cinco y que sea el espacio educativo donde se vive ese fenómeno nos pone en un lugar de responsabilidad. Como instituciones de educación superior debemos atacar esta problemática con todos los mecanismos que podamos ir construyendo, resalta Amozorrutia Nava.

La adolescencia es el momento de cambios fisiológicos y cognitivos que las hacen más vulnerables a estas formas de coacción que están normalizadas, no se identifican claramente y tampoco es sencillo nombrarlas, comenta.

Por ello, la UNAM trabaja especialmente en generar una cultura de prevención a partir del bachillerato. Ha impulsado una serie de cambios estructurales y normativos que enfatizan que la violencia hacia la mujer es considerada en la legislación de esta casa de estudios como una causa grave de responsabilidad, y quien la ejerza en cualquiera de sus modalidades puede ser sancionado.

En la CIGU, agrega, la prevención es sustantiva, pues se entiende que el problema es una consecuencia de las desigualdades estructurales que tenemos como sociedad y, por desgracia, afectan a las infancias y juventudes, por lo que es un reto para la Universidad Nacional, en el cual intervienen no solo las autoridades, sino que se requiere de la participación de las comunidades (estudiantil, académica y trabajadora).

Para que los estudiantes se concienticen e identifiquen los tipos de agresiones, la Universidad implementó desde hace tiempo acciones claras para seguir trabajando en generar una cultura que pase por la sensibilización, capacitación del cuerpo docente, así como de las asignaturas en la currícula, destaca Amozorrutia Nava.

El objetivo, prosigue, es que los integrantes de la comunidad sepan cómo ayudar a alguien que experimente estas problemáticas, y es ahí donde corresponde a los educadores la posibilidad de analizar esto, desnaturalizar esas prácticas, romper con los estereotipos y roles de género, así como tener mayor claridad de que ninguna agresión puede existir.

En los espacios universitarios el tipo de daño que más se ve es el psicológico y es difícil identificarlo, porque puede ir desde un comentario machista, una sistemática humillación, denigración, hasta un chantaje de un compañero, colega, novio o alguien con quien se tiene una relación sexo-afectiva.

Los ataques contra las mujeres y las niñas no son aislados, por lo que siempre se entrecruzan con dificultades de índole sexual, físico, económico (suelen ser dependientes financieros), discriminación; muchas veces los agresores son las personas con las que tienen una relación parental (madre, padre y otras figuras del ámbito familiar).

Amozorrutia Nava comenta que como parte del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la CIGU, a través de su sitio https://coordinaciongenero.unam.mx/actividades-25n-2023/ muestra las más de 400 actividades organizadas por la Universidad en diversos espacios que se extenderán hasta el 10 de diciembre. (UNAM)

 

Autor

Agencias