¿Son las emociones  causa de los males?

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Monterrey.- ¿Has escuchado eso de que el cuerpo habla lo que calla la boca? Pues no hay nada más apegado a la realidad.

Abordando esta pregunta con cuatro especialistas en psicología y psicoterapeutas coinciden en que, efectivamente, cuando una persona no reconoce o niega sentimientos como miedo, estrés, enojo o ansiedad, estas emociones encontrarán otra forma de salir.

Es muy frecuente que reciban a pacientes con constantes dolores de cabeza, problemas gastrointestinales o dermatológicos, insomnio o dolor de hombros, de espalda. Y lo que sucede es que se vuelve un círculo en donde la persona repite estos patrones que, por lo regular, deterioran cada vez más su vida.

Araceli Franco Alcocer, psicóloga clínica y psicoanalista de TecSalud, explica que cuando una persona no llega a la raíz de lo que sucede en su interior, entonces su salud emocional y física se ve afectada a largo plazo, impactando en su entorno y relaciones con los demás.

«Muchas veces también el paciente se siente muy mal de sentirse mal físicamente, se empieza a desesperar», indica la también psicoterapeuta.

«Dicen: ‘Es que ya me dieron muchos medicamentos’, ‘Es que ya vi a muchos doctores’, ‘Es que ya me hicieron muchos estudios, pero yo sigo con el dolor de cabeza’. Entonces se hace un círculo vicioso en donde el paciente ya se siente mal por sentirse mal».

Cuando una persona llega a este punto, agrega, ya tiene mermadas todas las áreas de su vida: familiar, laboral, social. Pierde, incluso, su capacidad de disfrute.

«Por ejemplo, un paciente que empieza con dolores de estómago permanentes, pues eso ser una gastritis y de ahí una úlcera… En la medida en que esto no se atiende puede ir escalando y por supuesto que los padecimientos se van complicando», añade la psicoanalista Franco Alcocer.

 

¿Te identificas con alguna situación similar?

La buena noticia es que los especialistas recalcan que la calidad de vida de una persona mejora cuando sabe identificar sus emociones y su origen.

 

I

Juan Francisco Zapata, psicoanalista y psicólogo clínico en Christus Muguerza, apunta que el primer paso es comprender que las emociones causan un impacto en el cuerpo, y viceversa, tu estado de salud físico genera una emoción.

El experto considera que las personas deben desarrollar una «alfabetización emocional», es decir, aumentar su vocabulario sobre este tema para saber reconocer y entender sus emociones, y a partir de eso desarrollar estrategias para su manejo.

«Un elemento importante aquí es que cuando un paciente nombra de forma aceptada y más elocuente cuál es la noción que está sintiendo, a partir de ahí logra comprenderla y trabajar junto con ella», señala Zapata.

«A partir de eso también se pueden comprender las emociones de los demás, generar empatía… A veces se pide que uno empatice, pero si uno no tiene la capacidad rápida de reconocer las emociones en uno mismo, es muy difícil empatizar».

Algo que también sucede, dice, es que una emoción negativa te puede llevar a tomar decisiones que no te van a ayudar a encontrar una solución o que quizá son desproporcionadas a lo que realmente ocurre. Esto provoca que sea más difícil salir de este círculo, porque continuamente recibes un feedback negativo de lo que haces.

En términos psicoanalíticos el cuerpo es la última frontera, explica el psicólogo clínico, por lo que todo aquello que no lograste gestionar emocionalmente se traducirá a una sintomatología física que no es más que un grito de auxilio muy fuerte.

«Si no trabajas la raíz emocional del problema, tu cuerpo y tu sistema nervioso va a seguir desgastándose porque va a seguir sobre reaccionando como si estuviera permanentemente en una situación de peligro y de desprotección», señala el psicoanalista Zapata.

«Y eso a la larga consume muchos recursos del cuerpo a nivel energético, por lo tanto produce un desgaste que es sistemático y eso comienza a deteriorar tu salud en muchos ámbitos».

La psicoanalista de TecSalud, Franco Alcocer, agrega que cada persona reacciona diferente a una misma circunstancia, y por eso no se debe generalizar. Es decir, una situación puede ser muy estresante para alguien y para otro no. Esto es porque cada uno tiene características diferentes dependiendo de su historia personal.

Sobre este tema, las especialistas aclaran que no se debe generalizar y decir que todas las personas están enfermas porque no saben gestionar sus emociones, ya que también hay factores genéticos y ambientales involucrados, entre otras predisposiciones, que influyen para que alguien desarrolle un padecimiento.

 

II

La psicóloga Paulina Weigend apunta que cuando una persona tiene poca gestión de sus emociones poco a poco se va aislando y esta situación por sí misma le causa miedo o ansiedad, situaciones que pueden llevar a una depresión.

Aceptar que existe una conexión mente-cuerpo, puntualiza, ya es un gran paso, porque entonces eso te moverá a realizar acciones para estar mejor.

«Cuando las emociones son muy inconscientes y no se reconocen el cuerpo va a detectar que algo no está bien las consecuencias pueden ser desde muchísimo estrés, mucho burnout, pero además puede ser que inconscientemente tengas conductas autodestructivas, como comer más, no comer, no dormir, o incluso autolesionarte», dice Weigend, también maestra de psicología en la U-ERRE.

«Ahorita hay muchos adolescentes que dicen no sentir nada y que se están autolesionando, entonces se lesionan para sentir, por eso decimos esto, que el cuerpo habla lo que las emociones callan».

Agrega que una persona puede enfermarse o desarrollar malestares en determinada parte del cuerpo, u organismo, en donde tiene mayor predisposición, por ejemplo, unos pueden ser del estómago, otros de la piel.

Elena de la Garza, psicóloga e integrante de Educando en Red, explica que no se trata de no sentir, sino de preguntarle a la emoción para qué está aquí.

Es decir, puedes preguntarte: ¿por qué estoy enojada?, ¿por qué siento tristeza? Las emociones se sienten en el cuerpo, señala, entonces, por ejemplo, puedes darte cuenta qué ocurre cada vez que tienes miedo.

«Me encanta ver las emociones como el faro o el radar que me están diciendo que algo me importa», comenta De la Garza, maestra en terapia breve sistémica.

 

A veces una persona le puede estar dando vueltas al mismo pensamiento rumiante, expresa, y eso la lleva a crear escenarios catastróficos, que a su vez le generan estrés y ansiedad.

«Lo que tenemos que aprender los seres humanos es a gestionar las emociones, yo le llamo surfear la ola de la emoción. La cosa es que no tenemos una buena educación emocional», señala De la Garza.  (AGENCIA REFORMA)

 

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Agencia Reforma
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